Acabado de bautizar en los astilleros de Portland (Oregon) este prototipo de buque no tripulado para detección y destrucción de submarinos diesel-eléctricos, prosigue sus pruebas antes de ser entregado a la marina.
Es un trimarán de 40 metros de eslora y casco de carbono-composite, no tripulado y de funcionamiento totalmente autónomo (con muchos sensores anti-colisión) durante patrullas de dos o tres meses (en la imagen lleva personal a bordo durante las pruebas, que continuarán en la base de San Diego), que en el futuro también puede ser construido para la lucha contra las minas.
Su coste operativo es de 15-20.000 dólares por día, frente a los 700.000 dólares diarios de un "destroyer" convencional.
Si, poco a poco las máquinas lo harán todo...
Coronel Von Rohaut
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