Precioso y espectacular el Valle del Jerte, al norte de la provincia de Cáceres (Extremadura) y tocando a Ávila por el puerto de Tornavacas (sierra de Gredos), cuando a finales de invierno su millón y medio de cerezos que lo cubren están en flor y forman una inmensa alfombra o bóveda blanca.
Y deliciosas ahora, a finales de primavera, las grandes, rojas, dulces y jugosas cerezas (*) del Valle del Jerte, que me he regalado...
Nunca sabremos agradecer lo bastante los dones y maravillas de la naturaleza, y a los hombres que las miman y las hacen posible. Cuidemos (**) a los esforzados agricultores, labradores y hombres del campo en general que, aparte de alimentarnos, son los auténticos jardineros de nuestros paisajes...
Coronel Von Rohaut
(*) También riquísimas las tempranas "Burlat" de Torrelles de Llobregat y pueblos circundantes en Catalunya. Y las de Aragón...
Y "Le temps des cerises" es una romántica, pero también combativa, canción francesa de finales del siglo XIX.
(**) No hay derecho que unas frutas, cerezas o melocotones que los consumidores pagamos a precio de oro en los mercados de las ciudades, los agricultores las cobren, en el campo, a unos pocos céntimos que apenas cubren los gastos de su cultivo. Justicia y abajo intermediarios parásitos (los hay de honrados y necesarios para regular los mercados...) y especuladores.
sábado, junio 10, 2017
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