Pero todos los economistas de nivel internacional, tratadistas honestos y estudiosos del tema, están de acuerdo en afirmar que:
- Cuando esta "solidaridad" representa, para la región o comunidad cedente, más de un 4% de su PIB (y debo recordar que lo que España se queda de más de Catalunya alcanza, cada año, el 10% de nuestro PIB anual)
- Cuando esta "solidaridad", aparte de abusiva, no es voluntaria sino impuesta. Y también este es el caso de Catalunya.
- Cuando, encima, está mal administrada o gestionada y, en realidad, las subvenciones no van a parar a las buenas gentes de regiones menos favorecidas si no que el estado central invierte en obras y gastos superfluos, no rentables, suntuosos y hasta faraónicos (que en el fondo, a quién benefician, es a los constructores, financieros, caciques locales y amigos del poder).
- Cuando se invierte en infraestructuras en zonas que luego van a competir, de forma desleal, con la zona que ha aportado los capitales; que es lo que ocurre en Catalunya con las autovías gratuitas , líneas de AVE, puertos y aeropuertos en el resto de España, en detrimento de las infraestructuras, deficitarias, que precisa nuestra comunidad.
- Cuando ocurre todo esto (pero que con los dos primeros puntos ya sería suficiente), a "ésto" no se le puede llkamar "solidaridad".
- Es "confiscación". Expolio o robo puro y duro. Y es pecado.
Y de aquí aquello, que algunos hijos de puta niegan de la forma más cínica, que "España nos roba". (**).
Coronel Von Rohaut
(*) ¿Y por qué algunas siguen siendo tan pobres después de tantas décadas de recibir cuantiosas ayudas y ser generosamente subvencionadas? ¿No se habrán acostumbrado, sus buenas gentes, a vivir de la "sopa boba"?
(**) Y que no vengan ahora a hablarme de la familia Pujol, ni que fuera cierto lo que se dice. Los miles y miles de millones de pesetas que España se ha llevado de Catalunya no tiene parangón... ¡Ni en ningún otro lugar del mundo...!
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