Al confesar su homosexualidad y salir del armario un ex jugador de basket de la NBA, otro ex jugador ha dicho que odiaba a los homosexuales y que deberían ser expulsados del país.
Hombre, Tim Hardaway, te has pasado tres pueblos…!!! Y la NBA le ha castigado excluyéndolo de todo acto oficial de dicha organización.
Pero cuando dice que no le gusta que estando desnudo en el vestuario le pueda estar mirando un compañero que se ha declarado maricón, también hay que comprenderlo y se debería respetar su recato o pudor, si lo tiene.
Ya sé que al meterme en este tema estoy entrando, como dije al hablar de la ETA, en un terreno cenagoso pero, claro está, me da igual…!
Hace mucho tiempo escuché por la radio a un dirigente del movimiento “gay” (creo se llama o llamaba Jordi Petit), que estaba luchando por su reconocimiento y la aceptación de sus derechos, afirmar que ellos eran tan o más normales que los heterosexuales.
Mire Vd., pues va a ser que no. El “normal” soy yo y Vd. es “maricón”, que no es igual.
Derechos humanos, civiles, legales, todos..! Discriminación, rechazo social, ninguno…!
Pero de la misma forma que, por desgracia, el que nace con una pierna más corta que la otra, es cojo y el normal es el que anda con dos piernas iguales; o el que, por un defecto genético del que no tiene ninguna culpa ni hay que recriminárselo, nace hemofílico, es un enfermo y el normal es el que no tiene hemorragias hereditarias; el que por un desequilibrio hormonal nace con tendencias sexuales equivocadas para su sexo o género, es un enfermo y el normal es el que es heterosexual, porqué no ha nacido con ninguna tara en su balance hormonal.
(Perdón, ya sé que no todos los “homos” los son por causas hormonales y que también hay causas culturales o educacionales y formativas, ambientales, etc., e incluso, en algunos casos y no pocos, por puto vicio; pero no voy a escribir ahora todo un tratado…)
Por descontado que yo defenderé que los homosexuales no sean ni discriminados ni molestados por su tendencia sexual, de la misma forma que nunca permitiríamos que fueran expulsados de la calle los ciegos, pongo por ejemplo. Pero un ciego tiene una enfermedad, una discapacidad o una minusvalía; dígase como se quiera. Y puede ser una gran persona, mucho mejor que yo, más sabio y más bueno. Pero lo normal es ver…!
Y así como un ciego no puede dedicarse a la astronomía, mirando por un telescopio, ni un cojo puede aspirar a actuar en el Ballet Bolshoi, un homosexual no debería poderse unir en “matrimonio”.
Puede enamorarse de otro hombre y querer formalizar legalmente su unión sentimental (allá él...). No discuto su derecho a dejar sus bienes en herencia a otro hombre, subrogar el alquiler de un piso o, en caso de enfermedad o fallecimiento, dar opción a beneficiarse de la seguridad social o de una pensión por su convivencia. Hay suficientes instrumentos legales, contratos civiles bajo distintas formas (como en Francia), etc.
Pero “casarse”, no. El “matrimonio” es la unión civil (independientemente de la religiosa) entre un hombre y una mujer, con el fin de la formación de una familia para la procreación de hijos. Que luego funcionará o no, que esto es otra historia.... Pero está claro que entre dos hombres (o dos mujeres) el fin último de la institución matrimonial nace viciado…!
Quizás otro día hable de las adopciones.
Y cómo que cada hombre es responsable de sus palabras, ahí quedan las mías.
Coronel Von Rohaut
viernes, febrero 16, 2007
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