A dos de los tres vencedores de una carrera de motociclismo, pero no una carrera de pueblo si no una prueba del Campeonato Mundial, les impidieron celebrarlo con la clásica botella de champán, por ser menores de edad, pero nadie les había impedido, momentos antes, jugarse la vida o, por lo menos, un montón de huesos, a más de 200 kilómetros por hora.
Hace 30 años, un amigo californiano, mánager del campeón de moto cross Tony DiStefano, me decía que nunca los europeos tendríamos campeones de la talla de los suyos, ni en velocidad ni en moto cross, porqué allí empezaban a correr a los 5 años en carreras infantiles mientras que aquí, cómo mucho, empezaban a correr a los 15/16. Al poco tiempo vinieron a competir a Europa Kevin Schwantz, Kenny Roberts, Lawson y los suyos y arrasaron con todo. A alguno le llamábamos "el marciano" porqué su forma "kamikaze" de pilotar y de "tumbarse" en las curvas parecía de otro mundo.
Luego aquí también se iniciaron a los pocos años, cuando la falta de madurez les hace ser no mas valientes si no mas inconscientes y también empezaron a escalar "podiums". ¡Ah! y siempre dirigidos por sus "managers" o tutores que, casi siempre, son sus propios padres.
Cómo los padres son los que llenan las gradas de los campos de fútbol donde juegan equipos de "alevines", con la esperanza que lleguen a ser unos futuros Maradonas y los saquen de la miseria o consigan ganar millones, para el propio "niño" pero también para el "padre-mánager".
Padres (y madres) que desde las gradas chillan como enérgumenos y les incitan a esforzarse por encima de sus límites y si es necesario le recomiendan pegarle un buen "viaje" al contrario. Para ellos no existe el "fair-play"e insultan a los árbitros y a los entrenadores y jugadores del equipo enfrentado, dándoles un pésimo ejemplo a sus hijos. A los que abroncan y en ocasiones les dan hasta alguna colleja si les parece que no han rendido lo suficiente.
A este respecto de padres fanáticos siempre recordaré cuando alguna vez íbamos con mi mujer a ver partidos de hoquey sobre patines del Español, del que un compañero mío era el entrenador. Las figuras del Español eran dos chicos, los hermanos Edo, cuyo padre y asiduo espectador era un señor elegante y bien vestido, con corbata y sombrero. En cuanto empezaba el partido, perdía toda compostura, se levantaba y chillaba contra los árbitros. Su frase preferida, "Árbitro, que los cuernos no te dejan ver...", si le parecía que habían dejado de silbar alguna falta sobre sus retoños. Uno de ellos era de los mas guarros del partido...
Quizás los mismo padres que luego se lamentan que ciertas películas o juegos electrónicos (pura ficción) sean demasiado violentos para la educación de sus "tiernos hijitos".
O los mismos que se rasgan las vestiduras ante las noticias de "explotación infantil" en fábricas del tercer mundo, donde se limitan a trabajar para sobrevivir...
Hipocresía se llama esta figura.
Coronel Von Rohaut
martes, junio 24, 2008
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1 comentario:
Tienes toda la razon.
Pero en el caso del futbol el problema no es solo de los padres.
Mi primo juega a futbol y es bastante bueno a sus 13 años. Siempre ha destacado y lo han hecho jugar con el equipo de niños un año mayores que el, y aun asi era el mejor.
Hace un año o dos quiso ficharlo un equipo filial del Zaragoza, pero mi tio se nego porque no le gustaba el entrenador del equipo. Demasiada presion para los chavales y un trato no muy bueno, fueron las razones.
Es una pena que haya gente asi.
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