Iñaki Urdangarín era un jugador, un muy buen jugador de "handball", que se hizo famoso en el FC Barcelona, estuvo en la selección española donde ganó varias medallas en juegos olímpicos y campeonatos europeos, lo que le permitió conocer a la Infanta Cristina de Borbón, con la que se casó y a quién Dios se la dé que San Pedro se la bendiga. Un poquito, y lo digo de buen rollo, a mi siempre me sonó un poquito a "braguetazo"...
A pesar de obtener su fama con el balonmano, ya nunca más ha participado en eventos ni deportivos ni de recuerdo histórico del Barcelona, etc. Era el mejor amigo del portero Barrufet, quien creo que fue el único jugador que estuvo invitado en el "bodorro" celebrado en la Catedral de Barcelona, con el príncipe Carlos de Inglaterra y otros invitados reales.
Y ahora, al Barrufet, el FC Barcelona le ha colgado la camiseta con su número en el "Palau" y no parece que el Iñaki se haya dignado acudir a la celebración. Ten amigos para esto...
¿No será, digo yo, que al tal Urdangarín se le ha subido al coco el ducado (de Palma), y no quiere saber nada de su pasado plebeyo? Pués su señora tampoco está como para echar cohetes, aparte de forrada.
¡Hostia, me ha salido un artículo del "Hola"!
Coronel Von Rohaut
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1 comentario:
Querido Coronel,
Urdangarín era compañero de mi hijo Rogelio en Empresariales.
Buen tío, ya jugaba en el Barça y entregaba cantidad de invitaciones a sus compañeros de curso para asistir a los partidos.
Invitaciones que recogían con suma educación aunque , no hay constancia de que fueran utilizadas. El balonmano era (es) categoría C.
Cuando se casó, no sólo invitó a Barrufet, también a su entrenador Valero Ribera.
Seguro que habría ido a la despedida de Barrufet pero Iñaki no es más que un empleado de Telefónica, que trabaja y además vive en EEUU.
Si residiera, como hizo en algún tiempo en Barcelona, no habría tenido problema para acompañar a su amigo Barrufet.
Por lo demás, decirle que desde hace ya tiempo, considero que vuecencia tiene nivel más que suficiente para escribir en el “Times”, o “Le Monde Diplomatique”, o en “El Observatore Romano”.
Pero sin pretender, zaherirle, querido coronel, todavía le falta mucho para escribir en el Hola.
General Rogelius
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