Cuando llamo a alguien por teléfono, un teléfono normal sin pantalla de video, y ya sea un amigo o un pariente, siempre empiezo diciendo, y muchos otros también lo hacen así: "Hola, soy fulano".
Y a veces mes responden "sí, ya te he conocido", lo que está bien pero, al menos, no lo he sometido a la angustia de tener que esforzarse en reconocerme.
Pero a veces me llaman a mi y, sin identificarse, empiezan a hablarme y yo, mientras intento seguir una conversación anodina y no comprometedora, del estilo "¿qué, como estáis todos?", tengo que estrujarme el cerebro para ponerle una cara a la voz, lo que no es siempre facil si, sobre todo como yo, ya estoy un poco duro de oído.
Otros todavía rizan mas el rizo y me sueltan, con voz simpática "¿que sabes quien soy?". Coño, pues a veces no y a un buen amigo me sabría mal decirle que me parece que es otro... lo que alguna vez me ha ocurrido. O tener que decirle "¿Y tu quién eres?" (*), que si es una persona cercana puede sentarle mal; y no quisiera...
Y todo esto causa un cierto nivel desagradable de estrés y malestar psicológico, totalmente innecesario; una tortura perfectamente ahorrable diciendo, sencillamente, "Hola, soy fulano...".
¡Acabáramos, coño...!
Coronel Von Rohaut
(*) Que conste que, a veces, con ganas de decir "¿Y tu quién cojones eres?", pero me he sabido aguantar; todo antes que parecer mal educado...
sábado, junio 28, 2014
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