Y también del mismo gobierno hispano-castellano, al agarrarse a los pelotazos del clan Pujol, para rebatir lo irrebatible y más que demostrado.
Tanto los pelotas y panfletistas del abrevadero mediático como la misma señora Cospedal, a la que se lo he escuchado en directo (igual que a politiquillos varios), dicen ahora que el descubrimiento de los fraudes de los Pujol ha partido la espina dorsal del agravio nacionalista-independentista, ya que se demuestra que no es cierto que "España nos roba" si no que son los Pujol los que han robado a los catalanes.
Pero por más millones que hayan desviado a sus bolsillos los Pujol y por más vergonzoso y recriminable que ello sea, nada tiene que ver, ni de lejos ni por asomo, con los miles de millones de euros (un 10% del PIB catalán) que año tras año y desde hace décadas España, su Gobierno, se lleva de Catalunya, de los impuestos y del patrimonio de los catalanes (ya que es verdad, como nos dicen siempre, que no pagan impuestos las comunidades si no las personas y en este caso los catalanes y ciudadanos que vivimos en Catalunya) y los malgasta y dilapida en obras faraónicas e inútiles (*) fuera del territorio catalán, de los paganos.
Por lo tanto y que me perdonen los españoles de buena fe (que alguno ha de quedar...) si yo sigo exclamando, alto y fuerte, que los catalanes hemos de independizarnos y crear nuestro propio estado, ya que "España nos roba". Dieciséis mil millones de euros cada año, y estamos hasta los güevos...
Coronel Von Rohaut
(*) Salvo para los grandes constructores, amigos y cómplices del gobierno central, que cobran las obras y se reparten sus beneficios entre "los nuestros".
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