y me paseo por sus calles adyacentes, rebosantes de vida, bullicio y comercios de todo tipo,
con tiendas en cada puerta de ropa a precios populares, de comestibles y de bebidas con una oferta brutal y variada, con hornos artesanos,
tiendas de vinos y licores a granel, con bares y restaurantes de deliciosas comidas caseras, literalmente se me cae la baba.
Suerte que me queda alejado de mis lares ya que, de lo contrario, me arruinaría comprando víveres, caprichos y otras bagatelas que me entran por los ojos...
Coronel Von Rohaut
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