Coronel Von Rohaut
(PS) En la imagen, un modelo para la recolocación de los "moros" invasores de Europa en el siglo XXI, que yo ya preconizaba en una entrada en este blog del año 2010.
Una visión clara del porqué del "ISLAMISMO" en Cataluña
EL TERRORISMO ISLAMISTA, CATALUNYA Y EL ESTADO
El peso
de la emigración islámica sobre el conjunto de la población catalana es
porcentualmente el mayor respecto al resto de los territorios españoles.
Ello no
obedece sólo al flujo natural, sino al hecho probado de que durante mucho
tiempo las autoridades del Estado han fomentado este flujo, hasta el extremo de
financiar traslados en autocar desde el lugar al que llegan hasta Catalunya.
Sin
pretender interpretar esta conducta, resulta llamativo el paralelo existente
con el fomento histórico de la emigración castellana hacia Catalunya, en la
época de la dictadura.
Ese flujo migratorio fue acompañado por la
potenciación y financiación de las llamadas “casas regionales” en
Catalunya, con el claro propósito de evitar la integración de los
castellanoparlantes en la cultura catalana, no sólo en la lengua sino en su “Weltanschauung”, en
su forma de interpretar la vida, muy distinta del patrón castellano.
Incluso en la mal llamada “transición” tenemos
una prueba evidente de este enfoque político, cuando el presidente del gobierno
señor Calvo Sotelo declaró: “Hay que fomentar la emigración castellana en
Cataluña para asegurar el mantenimiento del sentimiento español”.
Ese “sentimiento español” explica
que incluso una buena parte de los castellanoparlantes que han nacido en
Catalunya se nutran de las informaciones de las radios y televisiones españolas
y de su sesgada visión de lo que aquí ocurre.
Para completar el modelo, la administración
catalana (tanto el govern de la Generalitat como los entes locales) han
financiado eventos “españolistas”, como
la Feria de Abril o la Fiesta del Rocío, en Catalunya.
Confundir
esto con las fiestas puntuales que los ciudadanos norteamericanos de origen
italiano, alemán o irlandés celebran cada año en Estados Unidos, por ejemplo,
es un craso error. Saint Patrick Day no es más que un día de fiesta y
divertimento para los irlandeses, pero no hay ninguna nostalgia. Son norteamericanos
porque han querido integrarse desde el principio, hecho que no ha ocurrido en
Catalunya.
Al
margen de este fenómeno de no inserción y volviendo al flujo migratorio
islamista, se ha producido un cierto relajo, sobre todo a nivel municipal, respecto
al choque cultural entre ciudadanos educados en culturas teocráticas y
ciudadanos educados en culturas democráticas. El buenismo ha dominado, sobre
todo desde la izquierda, mientras que la derecha ha explotado sus líneas
habituales: el racismo, la homofobia, etc. Todo ello aprovechando la ignorancia
y el desconcierto de los ciudadanos.
Lo peor
es que en el interior del islamismo existen escuelas fundamentalistas (como el
salafismo), que promueven la guerra santa contra el infiel (como lo hizo la Inquisición
Española en otros siglos), y resultan atractivas para las comunidades más
jóvenes, que entienden que sus mayores son muy conservadores y tradicionales, y
ya no pueden tomarlos como guías.
Y en
Catalunya hay muchos lugares de culto islamista donde los imanes predican esos
principios.
No es
de extrañar pues que pequeñas células preparen atentados brutales (cualquier
atentado a la vida lo es), máxime cuando apenas se requieren medios especiales
para llevarlos a cabo.
Éste es
el contexto sobre el que hay que reflexionar.
Otro
hecho, éste también muy grave, es la irresponsabilidad del gobierno del Estado
respecto a las medidas preventivas para evitar masacres como las vividas
recientemente.
El
gobierno del señor Rajoy, a través de sus sucesivos ministros del Interior, ha
vetado a las fuerzas de seguridad catalana (los Mossos) para que pudieran
acceder a los bancos de datos que la Europol (Oficina Europea de Policía) tiene
establecidos sobre el yihadismo.Y los sigue vetando.
Los
Mossos han tenido que construir su propio sistema de información y vigilia, que
después de muchos años ha dado inmejorables frutos.
Estos
hechos son conocidos en la unidad central de la Europol, que en cierta medida
también es responsable de los fallos preventivos que han afectado a ciudadanos
de muchos países, la mayoría europeos.
En el colmo de la malicia, la caverna
mediática madrileña (con el especial protagonismo de El País, El Mundo, La
Razón y el ABC) ha apuntado que los atentados tienen que ver con el
independentismo catalán, y que el Govern de la Generalitat debería ocuparse de
estas cosas y no perder el tiempo en sus “delirios”.
Después
de los hechos, el gobierno del señor Rajoy y el monarca español se han
desplazado a los lugares afectados para expresar su condolencia, en una muestra
de cinismo imposible de ocultar.
El mensaje de los españolistas es que
debemos estar “todos
unidos”, expresión de una absoluta ambigüedad. Para estar
unidos contra el terrorismo no deberían poner zancadillas a las fuerzas de
seguridad catalanas. Respecto a la unidad en otros ámbitos, la voluntad de una
mayoría de catalanes (a comprobar en el Referéndum del primero de octubre) es
justamente de ruptura, no de unidad.
No
confundamos al personal. El terrorismo es el terrorismo. La independencia de
Catalunya es la independencia. El 11 de septiembre es nuestra Diada. El 1 de
octubre es nuestra opción para acabar el proyecto iniciado.
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