Lamento los daños materiales que hayan podido sufrir algunas poblaciones agrícolas de la Ribera de Navarra y de Aragón, por la crecida y desbordamiento del río Ebro.
¿Pero por qué plantan, cultivan imprudentemente y explotan zonas que siempre han sido inundables y que pertenecen al ámbito propio y natural del cauce...? A veces, en el pecado (y en la codicia) tienen su penitencia.
Pero esta gran aportación de caudal de agua habrá frenado algo, ni que sea ligera y brevemente, la constante regresión que sufre el delta del Ebro en su desembocadura.
Y habrá ayudado a rellenar el acuïfero de este río y a revertir la entrada subterránea de agua de mar y la salinización de las aguas potables en su último tramo y cada vez más hacia arriba.
Coronel Von Rohaut
martes, abril 17, 2018
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