Hoy, 11 de Noviembre y Fiesta Nacional en Francia he estado, con compañeros de la Asociación de Ex-combatientes de Francia, celebrando el aniversario del armisticio o fín de la Primera Guerra Mundial o Gran Guerra y que en realidad fue una terrible guerra civil europea. Equivale al "Memorial Day" de los americanos y antes, ante el monumento a los caídos franceses (y voluntarios catalanes) de ambas guerras mundiales (la Primera y la Segunda; los nombres de los fallecidos en Indochina y Argelia ya no se han grabado en la lápida) del cementerio de Montjuic, sólo iban los franceses mientras que recientemente y para visualizar los nuevos tiempos y la reconciliación entre los enemigos de antaño, también acuden y participan en los discursos, las autoridades consulares de Alemania y escolares de las escuelas oficiales de ambos países en Barcelona.
Y con un compañero (ya íbamos a la escuela juntos hace sesenta años) hemos comentado la reciente muerte de dos (2) soldados españoles en Afghanistán y, con todos los máximos respetos para dichas víctimas, hemos resaltado lo ridículo que, para repatriar sus cuerpos, tenga que desplazarse un Ministro/a para traerlos en avión. En catalán nos preguntaríamos "¿No en fan un grá massa?" ¿No exageran un poco?
Y mi compañero me recordaba que, durante la guerra de Argelia en la que los fallecidos en combate eran muchos, los cadáveres, limpios y uniformados, se conservaban en los hospitales y luego, en una caja de zinc soldada, se recogían de los distintos centros y se repatriaban en un buque que, una vez al mes, los devolvía a la Patria. No a escondidas pero sin demasiada publicidad.
Y quiero recordar que durante la guerra de Vietnam, la más televisada de todas las contiendas modernas, en los noticiarios nocturnos de las televisiones americanas, en el Evening News dirigido por Walter Cronkite en la CBS por ejemplo, cada día se daban imágenes de los cuerpos embolsados en sacos de plástico que regresaban de Vietnam en avión.
Este goteo continuo de bajas televisadas ayudó a crear, entre la opinión pública americana, un profundo sentimiento anti bélico y anti militar, que influyó en el desprestigio de tal contienda y en la derrota final americana.
¡No digo que no fuera bueno, pero no fue positivo!
Coronel Von Rohaut
martes, noviembre 11, 2008
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