Los políticos, analistas y tertulianos afines al PP tienen la picha hecha un lío ante los ataques a España de Sarkozy, más los añadidos de Mario Monti, Mario Draghi y Durâo Barroso, etc. criticando la situación económica de España. Especialmente las puyas continuas y bastante malvadas del Sarko, sobre todo cuando equipara España con Grecia en cuanto a ruina financiera pero para resaltar que esto se debe a las políticas socialistas del nefasto Zapatero y alertar de lo que les puede pasar a los votantes franceses si se inclinan por el peligroso demagogo François Hollande.
Su ímpetu nacionalista español les llamaría a dejar al Sarko hecho unos zorros, a insultarle y a revivir el espíritu de Agustina de Aragón contra los malvados gabachos (y a algunos tertulianos de Intereconomía casi se les escapa). Pero como que el Rajoy inauguró su mandato renegando del Zapatero y la ruina, la miseria y deuda heredada, la mentira de los datos contables transferidos con un déficit muy superior al confesado por el "trilero sociata", pués se la tienen que envainar y a regañadientes, pero muy a regañadientes, confesar que ¡cagüenla!, el puto Sarkozy tiene razón.
Coronel Von Rohaut
(PS) Y lo que los analistas conscientes no hemos de aceptar nunca es que toda la tragedia económica actual de España fue provocada por la situación financiera internacional, la crisis nacida de las practicas mafiosas de las instituciones bancario-financieras americanas, de la burbuja estallada con la quiebra de Lehman Brothers, etc. No, la crisis española venía larvándose desde hacía décadas (yo me atrevería a decir que es así desde hace siglos, por culpa del ADN pícaro e indolente español, del castellano eterno), por haber malgastado, malbaratado todas las ayudas europeas, subvenciones de Bruselas y expolio catalán (igual que antes malbarataron el oro saqueado en América), en gastos suntuarios, francachelas y corrupciones, infraestructuras multimillonarias faraónicas e inutiles, en lugar de modernizar, "aggiornar", la estructura industrial, productiva y económica, en general, de España. Que ha vuelto a perder el tren de Europa, salvo que se conforme en ser un país de camareros y prostitutas y el lugar de vacaciones de los habitantes del norte y paraíso de los estafadores y defraudadores de casa mismo.
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