Y sí ¡Es la guerra!
Hace años que la diplomacia española prohíbe, impide o dificulta las entrevistas de Artur Mas con dirigentes extranjeros así como la realización de actos culturales catalanes en el extranjero; el último, ridículo y vergonzoso o sea, típico español cerril, la prohibición de presentar un libro catalán traducido al holandés y situado en un contexto histórico del 1714, como ya expliqué aquí mismo.
También ha impedido, desde siempre, que TV3 y/o Catalunya Radio puedan sintonizarse naturalmente en el País Valenciano i en las Islas Baleares, no fuéramos a contagiarles un mayor sentimiento nacional historicamente propio y no castellano (sustitutivo e impuesto por la fuerza de las armas...).
Pero no contentos con este corsé impuesto a TV3, ahora la Agencia Tributaria Española, el ariete anticatalán por excelencia del españolismo más brutal, se saca de la manga una reinterpretación de una norma tributaria y exige a la Corporación Catalana el pago de más de 80 millones de euros que, de tenerse que satisfacer, pondría en peligro el propio modelo de comunicación de Catalunya.
¿Extraño, impensable o impredecible? No, en absoluto; cada vez más esperado y a medida que se acercan tanto, primero, la Consulta al pueblo catalán para conocer su opción de futuro político como, segundo, la decisión probable de escindirse del estado español, de sacudirse el pesado y muy costoso de sostener yugo castellano.
¡Y, ojo, no nos descuidemos ni relajemos, no bajemos la guardia que esto todavía va a empeorar y nos seguirán cayendo hostias de todas partes y con cualquier excusa o subterfugio más o menos legal...
Coronel Von Rohaut
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