La ministro del PP, Ana Mato, no sabía nada de los negocios de su marido ni se había dado cuenta que en su garaje dormitaba un "Jaguar" regalado (el coche de alto de gama, no la bestezuela).
La Infanta Cristina firmaba sin preguntar porqué se fiaba de su amado marido, pero no sabía nada de sus cuentas.
En cambio, y al parecer, la Ferrusola es la que manejaba las cuentas familiares con mano de hierro. "¡Aixô es una dona!" y "Catalonia is different" (*).
Pero raro, raro, raro, que esta información haya dormitado en el fondo de un cajón castellano hasta que ha llegado el juicio contra Carme Forcdell, la Presidenta del Parlament y notoria independentista, y se haya tocado a rebato para sacar todos los trapos sucios habidos y por haber, reales o pre-fabricados, de los catalanes (que deberían estar todos en un campo de concentración, según algunos inquisidores castellanos, hijos de puta, perdón, hijos de Torquemada y de Quevedo, de Felipe IV, de Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar Conde Duque de Olivares, de Felipe V, de Primo de Rivera, Marqués de Estella, de Francisco Franco y de tantos y tantos otros por enmedio y no es que Felipe González y Rajoy no sean de los mejores...).
Coronel Von Rohaut
(*) Ya en la época patriarcal y rural, las haciendas familiares, las "masias" o casas patrimoniales que ascendían y mejoraban o se consolidaban económicamente,
eran aquellas en las que "la mestressa", la esposa del dueño o "hereu" de la familia, colaboraba activamente en la gestión del "mas", la finca y sus tierras y ganados (especialmente el huerto familiar y el corral de volatería, conejos, etc.) y llevaba las cuentas domésticas con "seny", mesura y buen hacer...
martes, mayo 09, 2017
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