En el "Magazine" de La Vanguardia de hoy, un lector, de nombre árabe si bien esto no tiene ninguna importancia, escribe, desde Marsella, para criticar la entrevista que hace algunos días se le hizo a André Glucksmann.
André Glucksmann, de origen judío si bien esto tampoco tiene ninguna importancia, fue uno de los "nouveaux philosophes" de la intelectualidad francesa. Izquierdista y maoista en su juventud, cómo es de rigor, se pasó luego con armas y bagajes a la derecha. Defensor de Ariel Sharon (y hasta de Bush; esto es quizás demasiado...), es actualmente uno de los principales ideólogos del presidente Sarkozy (por cierto, también con algún antepasado judío, de Salónica).
Este corresponsal machaca a Glucksmann por apoyar a Sarkozy "heredero de Le Pen, perseguidor de niños y adolescentes y creador de un ministerio de la identidad nacional y la inmigración...". Perseguidor de niños, quizás sea un poco demagogico; que quiera controlar la inmigración y su integración en la socidad con la creación de un organismo "ad hoc", me parece estupendo.
Pero cuando cita a Jean Paul Sartre, gran filósofo y escritor pero personaje humano poco ejemplar, no critica que éste no renegó del estalinismo ni cuando se conocieron todas sus barbaridades y salvajadas, no inferiores a las del "nazismo".
Es cierto que Sarkozy ha criticado la influencia que todavía tiene hoy, sobre la intelectualidad francesa, el Mayo del 68. Yo no estuve en París por aquellas fechas (si todos los que luego dijeron haber estado, sólo de españoles, fuera verdad, allí no se hubiera cabido...). Lo viví a través de la prensa y la televisión, desde el sofá de mi casa; pero también me emocioné con sus creativos "slogans".
"Prohibido prohibir", "Bajo los adoquines, la playa", "Marxismo, tendencia Groucho", "Seamos realistas, pidamos lo imposible", "Olvidad todo lo aprendido, empezad a soñar". Todo muy poético, muy romántico y revolucionario, muy utópico. Luego la realidad hizo que muchos volvieran al sistema que habían criticado. Claro que se ha mantenido una nueva escala de valores y que las costumbres se liberaron y modernizaron, pero también aquella revolución hizo que parte de la sociedad cayera en el relativismo, la búsqueda del bienestar a cualquier precio y la pérdida de la cultura del trabajo, de la disciplina y del esfuerzo, a las que Sarkozy quiere volver, enterrando los restos del Mayo del 68.
Bienvenido sea, ya que lo contrario lleva a la disolución y exagerando, a la caída del imperio romano.
Insiste este corresponsal de Marsella en criticar a Glucksmann por su apoyo a "las guerras y violaciones de los derechos humanos perpetrados por el Gobierno de Estados Unidos y sus cómplices, los gobiernos israelíes (y supongo que Sarkozy, si bien no lo cita)"... Tacha a Sharon y a Bush, de "tiranos y genocidas" y supongo que éste señor ignora el sentido y alcance de estas palabras; hay muchos otros a los que aplicarselas con mucha mas propiedad...
No voy a caer en el infantilismo de negar los muchos defectos y errores, incluso crímenes, si se quiere, perpetrados por la gran democracia americana y el sistema capitalista. Pero cómo dijo una vez el ex-presidente Felipe González, "prefiero ser acuchillado en el metro de Nueva York que vivir en un gulag de la URSS".
Y si Sarkozy, con su autoritarismo y derechización de "ley y órden", evita que me apuñalen, miel sobre hojuelas y bienvenido sea...
Coronel Von Rohaut
domingo, junio 17, 2007
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