Ayer estuve viendo por televisión, la intervención que, en el Elíseo, tuvo Nicolás Sarkozy ante la reunión de diputados de su partido en la Asamblea Nacional Francesa.
Empezó señalando que, después de cuatro meses de gobierno, normalmente ya es tiempo suficiente para haberse olvidado de todas las promesas electorales. Pero que él, durante estos cuatro meses, ha estado confirmando todo lo que prometió. E insistió en sus puntos cardinales: premiar el esfuerzo, el trabajo y la disciplina.
Recordó a sus diputados que sigue empeñado, tanto en la reforma (él dice, la ruptura), del país y de las instituciones, cómo en la apertura o fichaje de personalidades de la izquierda, con el fin de aprovechar, para el servicio de la nación, a las personas mas valiosas, independientemente de su procedencia o familia política.
Y todo esto lo expresó en un discurso claro, bien estructurado, inteligible y brillante al mismo tiempo...
¡Mientras hablaba, me imaginaba yo al Zapatero o al Montilla en el mismo estrado y me costó un esfuerzo titánico no morir de risa o de pena!!!
No puede ser verdad que tengamos lo que nos merecemos... ¡Al menos, yo no!
Coronel Von Rohaut
jueves, octubre 04, 2007
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