Independientemente de su ridícula estética de falso jefe de estado, he estado leyendo la proclama que hizo el señor Rajoy, jefe del Partido Popular y estoy totalmente de acuerdo con él y en todo lo que dice en favor que tendría que sentirse orgulloso de ser español y proclamarse cómo tal, el que lo sea. Que los españoles deberían mostrarse mas satisfechos de lucir su bandera, colgándola en las calles y los balcones y tendrían que tener una letra para su himno nacional, que les permitiera cantarlo con arrogancia y ardor patriótico.
Cuando, circulando por la América profunda, veo todas esas granjas de madera, inmaculadamente pintadas de blanco, con sus graneros y silos rojos y delante del porche, indefectiblemente, un gran mástil blanco del que flamea, orgullosa y al viento, su bandera, las barras y estrellas o, cómo dicen ellos, su "stars and stripes", lo encuentro entrañable. Al igual que por el mismo Manhattan de New York, donde cuelgan inmensas banderas estrelladas de todos los grandes edificios y rascacielos, sean o no oficiales
También los franceses se sienten vanidosos, "fiers", de su bandera tricolor y revolucionaria, la "bleu, blanc, rouge", con la que se envuelven a la primera de cambio y los ingleses de su "Union Jack", a la que jamás se les ocurriría añadirle la figura de ningún toro de anuncio de coñac, cómo hacen muchos nacionalistas españoles, más bien un poco "quillos". En realidad, jamás he visto ninguna bandera británica con una cerveza pintada, lo que la deshonraría.
Asimismo, cuando en el Murrayfield de Edinburgo, la selección escocesa de rugby juega, contra Inglaterra, el Torneo de la Seis Naciones y los jugadores y todo el público, puestos en pié y casi llorando, cantan el "Rose of Scotland", a mi, sin que me vaya nada, se me pone la piel de gallina.
En Estados Unidos no empieza ningún partido importante de basket, fútbol americano, "baseball", etc., sin que cante, "a capella", el himno americano, bien una figura de su "star system" del mundo del "show business" o bien un desconocido y humilde artista del pueblo, todos levantados y con la mano en el corazón. Un poco cursi, pero lo hacen de buena fe y lo sienten. Y yo me alegro.
Ayer jugaban en Paris, la semifinal de la Copa Mundial de Rugby entre Francia e Inglaterra (no la Gran Bretaña, sino Inglaterra) y los espectadores gabachos del "Stade de France" se pasaron medio partido cantando "La Marseillaise", para animar a su equipo, que perdió. Lo que no pueden hacer los seguidores de la selección española ya que no me imagino a los pobres españolitos pasándose medio partido, mirando al cielo cómo hacen Raúl y Sergio Ramos antes del inicio, cantando "la, la, la, la, la, la, la, la, la, la". Entre otras cosas, porqué se les quedaría cara de estúpidos.
Deseo fervientemente que, cómo quiere Rajoy, se escriba una letra para el himno español y que, por una vez, no les salga ninguna "cutrada" ni cursilería, indigna de un país con la historia, con todas sus sombras, pero también sus luces, de España.
Orgullosos y altivos de su idioma universal, de su himno, de su bandera y de ser españoles, los que lo sean, sí y lo digo sin ninguna duda ni segundas intenciones.
Lo que no voy a consentir es que los nacionalistas españoles (que, todos, se proclaman anti-nacionalistas, pero sólo contra los nacionalismos de los otros, el gallego, el vasco y el catalán), se empeñen en imponerme su idioma, su himno, su bandera y su patria a mí, que ya tengo mi lengua y su cultura milenaria, mi himno y que lo puedo cantar, mi bandera que es muy anterior a la suya y a la que venero y mi patria, la catalana, ni mejor ni peor que la suya pero única y distinta y para la que exijo todo el mismo respeto que ellos puedan exijir para la suya.
No sé si me explico...
Coronel Von Rohaut
domingo, octubre 14, 2007
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