En Calais, población francesa de la que incidentalmente era oriundo mi abuelo paterno y donde ahora se amontonan cientos de inmigrantes afghanos, eritreos, somalíes, sudaneses o etíopes y negros africanos en espera de pasar a Gran Bretaña, bien a través de los ferries o del ferrocarril que cruza bajo el Canal de la Mancha y escondidos como polizones en camiones, las autoridades sanitarias francesas han instalado una batería de duchas para luchar contra la sarna. Que es una infección de la piel, muy contagiosa y causada por un parásito. Propia de personas con bajo nivel de limpieza y que, en España, fue bastante habitual en la post-guerra y su época de profunda miseria.
A mi no me gustan los inmigrantes, especialmente los ilegales que llegan sin ninguna garantía sanitaria, sin trabajo, sin papeles, sin casi nada pobre gente...
¿Es esto racismo o xenofóbia? No, hijo no, es higiene. Mejor, mucho mejor, ayudarles para que se puedan duchar en su país y no tengan que salir a ganarse la vida.
Pero para esto habría que empezar deteniendo y colgando a casi todos sus dirigentes, negros analfabetos o dictadores corruptos o las dos cosas a la vez.
Cuando la descolonización, en algunos países africanos francófonos (por ejemplo y porqué los conozco más) gobernaron políticos que habían sido formados en Francia y que algunos eran unos intelectuales, como Leopold Sedar Senghor en Sénégal (Académico de la Lengua Francesa) y cuya obra modernizadora continúa ahora Abdoulaye Wade.
Como en Costa de Marfil, cuya independencia lideró Félix Houphouët-Boigny, ministro en diversos gobiernos franceses, y que hizo de su país uno de los más prósperos de África y de su capital de entonces, Abidjan, una de las metrópolis más modernas y dinámicas de aquel continente. Pero a su muerte empezaron a multiplicarse los golpes, contra-golpes y guerras civiles (ya iniciados con la crisis económica del final de los gobiernos de Houphouët y que este no supo prever) y ahora el país es una ruina. Como lo han sido, desde su independencia, la mayoría de sus vecinos.
Que no me traigan la sarna aquí...
Coronel Von Rohaut
miércoles, agosto 12, 2009
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