Hoy, 15 de agosto es el día de la Asunción o, en Catalunya, "la Mare de Deu d'Agost", y día en que se celebran muy numerosas Fiestas Mayores en muchos pueblos. Posiblemente porqué dicho día coincidía con el final de todas las labores de la siega y recolección, cuando los pueblos vivían al ritmo de la vida rural. Y al poco tiempo llegaría otra vez el trabajo duro e intenso, ligado a la vendimia. Era, pues, momento de respiro y celebraciones.
Cerca de mi pueblo, Santpedor y creo que ya lo he contado otras veces, en la población de "masías" o casas de labranza dispersas en medio del bosque de un altiplano, el serrat de Castellnou de Bages, yo acostumbraba a subir a una de ellas, de unos amigos de mis tíos, "La Sala". Y tal día como hoy y celebrando la Fiesta Mayor de verano, después de asistir a un oficio religioso en la iglesia del pueblo (en la imagen), para lo que subía un cura ya que no había de fijo o titular, en la casa pairal nos reuníamos quizás más de una cuarentena de invitados.
El menú o "dinar de festa major", para cuya confección subían a ayudar unas señoras o cocineras ambulantes, consistía en los típicos canelones, seguidos de "carn rostida" o ternera asada en su jugo, carne guisada o a la jardinera con guisantes y zanahorias, y para terminar, "pollastre rostit" o pollo asado (de su propio corral), que ya nadie podía terminarse. Y botellas de cava como si las regalasen...
Un día y después de comer, alguien avisó que en el cielo sobrevolaba, a gran altura, un águila. No existía entonces la cultura más ecológica y conservacionista de hoy y, sobre todo para los payeses, cualquier animal salvaje era una alimaña que competía, por ejemplo con su caza, y había que exterminarla. El dueño de la masía fue a buscar su Mauser (como todos los labradores ricos o propietarios rurales, pertenecía, legalmente, al "somatén" y podía disponer de un arma larga de guerra). Lo cargó y armó y apuntó cuidadosamente hacía el cielo, intentando lo que los franceses llaman "le coup du roi" o sea, un disparo totalmente a la vertical contra un blanco que pasa perpendicularmente por encima del tirador y que, de conseguirse, la presa abatida cae a los pies del cazador. Finalmente consideró que la altura era demasiada y el disparo muy aleatorio, y renunció, de lo que yo me alegré; un águila es un animal majestuoso y ya entonces en peligro de extinción (no es ni una perdiz ni un puto conejo), cuya ejecución por puro "divertimento" (y para presumir de puntería frente a las señoras invitadas) me habría sabido muy mal...
Coronel Von Rohaut
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