Yo lo hacía en coña pero Sala i Martín lo rebate con opiniones informadas, y no me resisto a transcribirlas a continuación.
Coronel Von Rohaut
(*) Si el medio es más importante que este humilde "blog", ya no digamos el abismo que hay entre el señor Sala i Martín y un servidor...
25 August 2012
Soberanismo e Inversión Extranjera
¿En serio doña Soraya? ¿De verdad usted cree que el hecho de que
la inversión extranjera se aleja de España no tiene nada que ver con que los
extranjeros se han dado cuenta de que España es un país de
pandereta? Ya la he escrito en otras ocasiones pero volvamos a hacer
la lista:
La primera institución del estado, la corona, es la mofa del
mundo, con un rey que se va a cazar costosos elefantes con una misteriosa
señorita alemana mientras su pueblo se hunde en la miseria y con un yerno
imputado por estafas millonarias.
El presidente del tribunal supremo es obligado a dimitir por haber
malgastado dinero público en excursiones románticas de fin de semana con el
encargado de su seguridad. Es más, a diferencia de lo que hubiera pasada con
cualquier empleado de cualquier empresa que es expulsado de su cargo por
malversación de fondos, el señor letrado cobró unos 200.000 euros de
indemnización provenientes del erario público.
El juez más mediático y famoso del mundo, expulsado de la
audiencia nacional por haber sido probado que espió a un acusado y violó la
relación de secreto entre abogado y cliente, relación que es sagrada en toda
democracia que se precie.
Los partidos políticos violan sistemáticamente todas sus promesas
electorales. Los partidos que ahora mandan hacen lo contrario de lo que decían
cuando estaban en la oposición y los partidos que ahora están en la oposición
critican al gobierno por hacer lo que ellos mismos hacían cuando mandaban.
Entre unos y otros, están dejando a los ciudadanos una sensación de que sus
votos no sirven para nada y una desconfianza en la clase política de
consecuencias impredecibles.
Sin abandonar la esfera política, en toda la prensa internacional
aparecen imágenes de estaciones de AVE vacías, aeropuertos sin aviones,
ciudades fantasma e infraestructuras sobre las que los alemanes sueñan cada día
y no sólo porque son las infraestructuras que les gustaría tener sino porqué ya
ven venir la factura que tendrán que pagar por toda la corrupción que ha
generado tanto dispendio. Por cierto, señora vicepresidenta, en el momento de
escribir esta nota me encuentro de viaje por el centro de Europa y cada vez que
algún político, banquero o economista me habla de España, salen a la
conversación los reportajes que han visto en sus televisiones sobre el
aeropuerto de Castellón, un monumento a la incompetencia, la desfachatez y el
caciquismo de Carlos Fabra, Presidente de la Diputación del Partido Popular de
Valencia, padre de la tristemente famosa diputada del Partido Popular, Andrea
“que-se-jodan” Fabra. Que se sepa, ni padre ni hija tienen ninguna relación
conocida con los soberanismos vasco o catalán.
Al descrédito de España también han contribuido las élites
empresariales lideradas por el banquero más famoso e internacional del país,
don Emilio Botín, a quien se le descubrió una fortuna de 2.000 millones de
euros escondida en un paraíso fiscal o uno de sus subordinados,
convenientemente indultado una vez los tribunales emitieron sentencia de
culpabilidad.
Hablando de empresarios, muchos de los empresarios de la
construcción que en su día se vanagloriaban de haber conseguido entrar en la
lista Forbes de billonarios, no han conseguido evitar que sus empresas se
arruinaran y que ahora se paseen por el mundo implorando que alguien les compre
sus empresas a precio de saldo. Ha quedado demostrado que sus otrora
milagrosos éxitos empresariales no eran más que el fruto de la especulación
inmobiliaria, el amiguismo político y el pelotazo como medio de ganar dinero
para los más espabilados. Ese no es precisamente un modelo económico y
empresarial al que los inversores internacionales se sientan especialmente en
la actualidad.
Tampoco hay que olvidar la nefasta labor de las entidades
supervisoras a la cabeza de las cuales se encuentra el Banco de España, una
entidad que ha agravado significativamente la crisis con su absurda política de
fusiones bancarias que ha acabado por contaminar a los bancos y cajas sanos con
toda la porquería de los bancos y cajas quebrados. El Banco supervisor también
es quien hizo los stress tests que dieron la nota de aprobado a Bankia, ese
engendro financiero insolvente cuya salida a bolsa bajo la supervisión de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores acabó con los ahorros de miles de
ciudadanos españoles.
Y dejo para el final al gobierno del Partido Popular, que pensó
arrogantemente que sólo por el simple hecho de ser del PP, apaciguaría a los
mercados internacionales a pesar de que el PP gobernaba la Comunidad Valenciana
cuando tuvieron lugar todos aquellos escándalos de corrupción y dilapidación
estratosférica de dinero público (y eso lo sabían todos los inversores
internacionales). El gobierno del PP, que pospuso durante meses la presentación
de los presupuestos más importantes de la historia con el burdo objetivo de
ganar las elecciones andaluzas a pesar que ese retraso estaba hundiendo la
economía del país. Ese gobierno que tras explicar que las subidas del IRPF eran
contraproducentes, acabó poniendo unas de las tasas más altas de Europa y tras
explicar que los aumentos del IVA iban a agravar la recesión, acabó subiéndolos
hasta extremos nunca vistos en España. Ese gobierno cuyo ministro de hacienda
siempre encuentra la manera de exculpar sus acciones y sus engaños y de dar la
culpa de todo a los demás, desde los extranjeros hasta las autonomías pasando
por los evasores de impuestos, los mercados financieros y esos hombres de negro
que nunca iban a venir a España pero que ya están llamando a la puerta.
Ese gobierno que se ha convertido en la única empresa de España
que crea ocupación aunque sólo sea para colocar a militantes del PP, familiares
y amigos entre los que se encuentra... ¡el señor marido de la señora
vicepresidenta doña Soraya Sáenz de Santamaría!
Esto, todo esto, y no los soberanismos catalán y vasco, es lo que hace que España haya perdido toda su credibilidad internacional y haya ahuyentado la inversión extranjera, doña Soraya. Es más, el descrédito constante de todas y cada una de las instituciones españolas, desde el Rey hasta le CNMV pasando por el gobierno, los partidos, los jueces, las entidades reguladoras y los empresarios (a lo que podríamos añadir, como guinda de última hora que confirma el sainete en el que se ha convertido este país, al presidente del comité paralímpico animando a los atletas a defender "La Roja Coja"), este descrédito general de todas las instituciones de España, repito, no sólo hace que los inversores vean que España no es un país de fiar a la hora de invertir su dinero sino que, además, está haciendo que el sentimiento antiespañol esté cada vez más arraigado en algunas comunidades. Al fin y al cabo, usted tiene que entender que la gente quiera desmarcarse de todo esta monumental vergüenza internacional y tenga ganas de largarse ante este desolador panorama. El sentimiento soberanista, pues, no remitirá hasta que ustedes arreglen su propia casa.
Esto, todo esto, y no los soberanismos catalán y vasco, es lo que hace que España haya perdido toda su credibilidad internacional y haya ahuyentado la inversión extranjera, doña Soraya. Es más, el descrédito constante de todas y cada una de las instituciones españolas, desde el Rey hasta le CNMV pasando por el gobierno, los partidos, los jueces, las entidades reguladoras y los empresarios (a lo que podríamos añadir, como guinda de última hora que confirma el sainete en el que se ha convertido este país, al presidente del comité paralímpico animando a los atletas a defender "La Roja Coja"), este descrédito general de todas las instituciones de España, repito, no sólo hace que los inversores vean que España no es un país de fiar a la hora de invertir su dinero sino que, además, está haciendo que el sentimiento antiespañol esté cada vez más arraigado en algunas comunidades. Al fin y al cabo, usted tiene que entender que la gente quiera desmarcarse de todo esta monumental vergüenza internacional y tenga ganas de largarse ante este desolador panorama. El sentimiento soberanista, pues, no remitirá hasta que ustedes arreglen su propia casa.
El descrédito de España no es culpa del soberanismo. Es culpa de
ustedes.
Y el soberanismo... también.
It’s
up to you.
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