viernes, julio 26, 2013
En las cosas sencillas se esconde la excelencia
Un columnista conocido y haciéndose eco de la cantidad de restaurantes famosos y triestrellados que en estos tiempos están cerrando en España y hasta en Catalunya, decía (y probablemente no hay más que decir) que a varios los conocía bien ya que el había estado dos veces: "la primera y la última". No voy a ser yo quien eche más leña al fuego pues no quiero pasar por anti moderno y mi posición sobre la cocina y la gastronomía, que son dos hechos diferenciados, ya la he expresado varias veces.
Solo añadir y así, de pasada, que esta mañana, en el mercado, tenían unas sardinas, de tamaño más bien moderado pero con buena pinta de frescas (tiesas y plateadas) y me he comprado unas cuantas que he freído en aceite virgen de oliva, bien caliente, y después de enharinarlas habiéndolas pasado, previamente, por huevo batido.
Bien sencillo ¿eh?. Pues estaban, cuando me las he comido bien calentitas y crujientes, como para tener un orgasmo extra-matrimonial (*).
Coronel Von Rohaut
(*) No recuerdo si ya lo había contado. Un señor ya mayor le pregunta a su médico "¿oiga, doctor, después de la operación de corazón que me ha hecho, puedo tener sexo?" y el doctor le responde "claro que si, faltaría más ¡pero solo con su esposa ¿eh? que no le conviene excitarse!"
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