viernes, julio 22, 2011

Josep Trueta, médico catalan. Y catedrático en Oxford y "doctor honoris causa" por varias universidades mundiales



Formado en el Hospital de San Pablo bajo la dirección del cirujano Dr. Corachán, durante la guerra civil pudo poner en práctica sus nuevas teorías sobre el tratamiento de las heridas de guerra y publicó su estudio "El tractament actual de les fractures de guerra".

Catalanista convencido, al final de la contienda se exilió a la Gran Bretaña, donde su libro fue traducido al inglés. Con su experiencia ayudó a crear las estructuras médicas para hacer frente a la inminente Guerra Mundial y, cuando el desembarco de Normandía, le dieron la dirección del primer hospital militar de campaña instalado en las costas inglesas para recibir todos los heridos repatriados del campo de batalla.

Su método de tratar las fracturas abiertas, centrado en curar las heridas y procurar su regeneración natural sin recurrir a la amputación, fue inmediatamente adoptado por los ejércitos americano (en cuyos servicios médicos militares su recuerdo es venerado) y británico (*).

Terminada la guerra le dieron la cátedra de ortopedia de la universidad de Oxford, hasta su jubilación

De ser español, todas las enciclopedias hispanas y universidades de medicina peninsulares hablarían de él como el genio que fue. Pero era catalán y catalanista exiliado, amigo del violoncelista Pau Casals (otro que tal y que dijo, ante la Asamblea de las Naciones Unidas reunida en sesión especial, aquello de "I am a catalan") e íntimo del activista independentista Josep María Batista i Roca con el que colaboró, desde el 1940, en el "Consell Nacional Catalá" de Londres.

Y ahora una pequeña anécdota personal. Estando yo en el salón de un hotel de Valladolid tras una jornada de trabajo, en unos sillones de al lado estaba una pareja de personas mayores y ambas de cabellos blancos. Oí que el caballero le decía a la señora, en un inglés de acento catalán "¿Do you like to have a drink?" (quieres tomar una bebida). Me los miré más atentamente y reconocí al doctor Josep Trueta i Raspall con su esposa y que, ya jubilado y, por lo visto, recorriendo España para reencontrar su pasado. A continuación y en catalán le dijo a su señora "Se ve que ahora los catalanes invierten en Castilla", refiriéndose a las instalaciones que una firma cerealista catalana tenía a la entrada de la ciudad.

Coronel Von Rohaut

(*) La doctrina médica militar francesa tardó unos años más en adoptar la nueva práctica. Quizás por orgullo al ser los franceses, desde la época de Napoleón, los que habían revolucionado la práctica anterior al instituir la norma de amputar extremidades para salvar vidas y que en Francia se practicó hasta no hace tanto.

(PS) En la imagen, el Dr. Trueta y con la entonces reina consorte de Inglaterra, luego reina-madre.

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