Debido al caudal de decibelios que producen los arroyos de montaña y los cursos de aguas bravas y que muchas veces atraviesan, espumantes y ensordecedores, pueblos y caseríos, no me extrañaría que cualquier día cualquier urbanita de mierda, molesto con el ruido que le impide dormir a sus anchas, solicitara del ayuntamiento que, por las noches, cerrasen el río.
Porqué ahora, un impresentable que recién ha adquirido una casa en un pueblo, ha exigido que un vecino suyo, residente de toda la vida y dueño de una yeguada, silencie los cencerros que portan algunos caballos de la manada. Cuando el sonido de los cencerros de yeguas y vacas que pastan por los prados de montaña es uno de los sonidos más bucólicos que puedan darse y a él nadie le pedía que dejara el tráfico y la polución de la ciudad para venir a tocar los cojones a este pueblo.
Cómo otro estúpido que se quejaba que el gallo de un corral vecino cantara cada madrugada, cómo es su obligación, y siendo cómo es un modo de despertarse mucho mas civilizado, sano y desestresante que con los graznidos del Jiménez Losantos y sus asquerosos tertulianos por las mañanas de la Cope.
Y hace algún tiempo, un descerebrado urbanita instalado en una población campesina, denunció ante los Tribunales al cura del pueblo que se negaba a silenciar las campanas que, de forma rítmica y desde el principio de los tiempos, daban las horas. Y un Juez, tan tarado como el denunciante, le dio la razón y ordenó acallar las campanadas. En mi pueblo, cuando yo era pequeño y en verano, vivíamos a escasos cien metros de la iglesia y las campanas tañían cuartos y horas, durante toda la noche igual que de día, y jamás me molestó lo más mínimo ya que el cerebro humano se acompasa a los ruidos regulares y deja de percibirlos.
Cómo dice la vieja canción:
"Oh, dolces campanes, les del meu campanar.
Colomes del cel blau, de vol serè i suau
qu'en sou reclams de pau i llum.
Vosaltres sou la veu de ma infantesa
neu que es fon. Dong, ding dong
Dringueu ben fort, desvetlleu el prat que dorm
el greu son,
del fret
i de la neu"
Mi deseo para este año del 2009, que empieza hoy, sería que dejara de crecer y expandirse, de forma exponencial, la inconmensurable estupidez humana....
Coronel Von Rohaut
jueves, enero 01, 2009
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