Cuanta vergüenza siento...

Mientras en los alrededores de Madrid las vías rápidas de circulación, cinturones y autovías pagadas por el estado, crecen como setas, aquí en Barcelona tenemos la misma pequeña, cutre y pobre red, totalmente colapsada, que teníamos hace un montón de años, según se aprecia en el mapa de carreteras comparado de ahora con el de hace unos años y que publiqué aquí hace ya tiempo.

Y por una autovía, el cuarto cinturón del Vallés, que parece estar dispuesto a sufragar el Ministerio, la visión reductora y los intereses cegatos, dogmáticos y de vuelo gallináceo de una mierda de mini-partido, la están frenando desde hace años y pueden acabar por cargársela.

Con su puta manía de la pijo-ecología sostenible, defensora del paisaje y del equilibrio de la naturaleza y los territorios cuando está bien y correctamente planteada y que yo aplaudo; pero retrógrada y que obstaculiza y entorpece el necesario progreso económico cuando solo es sectaria y obcecada (ver todas las no-actuaciones, las oposiciones a todo adelanto que a lo largo del tiempo han ido imponiendo los Milá, Saura, Baltasar, Herrera, Boada, etc., de ICV, más algún gilipollas de Esquerra, así como los del PSC cuando no mandaban), están jodiendo al país desde dentro mismo, como si no tuviéramos bastante con lo que ya nos joden nuestros enemigos de fuera.

Empeñados en que el cuarto cinturón sea una vía lenta y estrecha, comarcal y llena de rotondas en lugar de la necesaria vía rápida de cincunvalación, lleva ya un retraso considerable que perjudica la expansión, el futuro y la propia vida de todas las industrias de la zona.

Y sentiré una vergüenza sin límites si, al final, es el Ministerio de Madrid el que haya de forzar a que se haga bien, como ya en su tiempo tuvo que ser el Ministerio de Fomento de Madrid el que impuso el Plan Cerdá en la ciudad de Barcelona, modelo de urbanismo adelantado y moderno del que ahora presumimos y estamos orgullosos en nuestra ciudad pero que los intereses de corto alcance de los de aquí querían impedir en su momento y al final aún lo medio cercenaron.

Coronel Von Rohaut