Que el presunto mariconazo del Presidente del Tribunal Supremo de España se vaya a dar o tomar (no conozco la posición exacta ni me importa) pol culo a Marbella no es, naturalmente, ningún delito. Solo una guarrada y una inmoralidad, especialmente cuando se trata de un señor presuntamente muy religioso y miembro (más o menos erecto) del Opus Dei.
Sí lo es que lo haga con dineros públicos y de forma repetida en hoteles de gran lujo, según aseguran quienes lo saben.
Pero lo peor no es esto si no que sus colegas del Supremo y por corporativismo (uno de los peores males de la sociedad española) eviten su enjuiciamiento. El problema no es Dívar. El problema es el Tribunal Supremo y, con él, toda la justicia española, esa que según un alcalde era un cachondeo y que cada día lo confirman más sus actitudes, los hechos.
Parece que el Dívar se vuelve loco para retrasar su cese hasta que se haya celebrado un acto en el que ha de acudir el Rey, con el que se quiere fotografiar. Si el Rey tuviera un mínimo de dignidad real, se negaría a acudir o, por lo menos, debería negarse a darle la mano y estrechársela a un presunto delincuente. Claro que la altura moral a la que se ha situado voluntariamente el monarca tampoco le autoriza a dar lecciones y el Dívar podría decirle "¿Quien sois vos para negarme el saludo y darme clases de ética?"
Y si le da la mano, la foto dará la vuelta al mundo: un juez maricón y defraudador dándose un abrazo con un rey follador, mataelefantes y de economía más o menos turbia. La viva imagen de la España hispano-castellana y eterna...
Coronel Von Rohaut
(PS) Cuando yo me declaro independentista catalán, quienes me dicen "mira tu DNI; te guste o no, tu eres español", me insultan gravemente. Menos mal que tengo doble nacionalidad...
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