Hace 20 años de los JJ.OO. de Barcelona y su responsable principal recuerda que siempre estuvo muy orgulloso de haber cuadrado las cuentas y que no hubiera ningún escándalo financiero.
No así en otros eventos celebrados en España por las mismas fechas. El gobierno de España, como es habitual, al principio ayudó muy poco, casi nada, a que Barcelona consiguiera organizar los Juegos. Hubo que inventar complicidades y compensaciones, como una Capitalidad Cultural para Madrid, de la que nadie recuerda nada, hasta el punto de dudar que allí sepan lo que es la cultura (como no sea la del "pelotazo" y la corrupción galopante) y una mierda de Expo de Sevilla.
Esta Expo de Sevilla, alumbrada con fórceps para que los andaluces y demás españoles se dieran por satisfechos (¿y por qué leches hay que satisfacerlos siempre?), fue íntegramente pagada, todos sus gastos sufragados por el estado central o sea, con dineros de los catalanes mayormente. Y allí sí que hubo "marro", allí si que corrieron las comisiones bajo mano, las propinas, las subvenciones escondidas y las "mordidas". Fueron memorables las actuaciones delictivas y mafiosas del comisario o gestor de la feria, Jacinto Pellón, y del "conseguidor" Guerra, hermano del vicepresidente sociata.
Claro que en Catalunya también tenemos algunos chorizos. Pero llevamos años, siglos, viviendo al lado de un país, un criadero de chorizos, en el que se puede encontrar, buscando bién y con la lámpara de Diógenes, alguna persona honrada.
Coronel Von Rohaut
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