Con un montón de años y años de retraso ¿más de veinte? (y, para que no nos animemos demasiado, de momento solo un trozo), el próximo día 9 de Enero se pone en marcha el trayecto Barcelona/Girona/Figueres de AVE o tren de alta velocidad que nos ha de llevar hacía la frontera francesa y Europa (destino soñado por los catalanes antiguos como yo y que no había sido, nunca, ni Madrid ni Sevilla que, obviamente puesto que esto es España ¡señora! pasaron delante y con décadas de adelanto).
A los barceloneses Girona nos quedará a 37 minutos, la mitad que un tren convencional, y Figueres a 53 minutos. Pero si queremos ir a Paris (no a Madrid, coño...) en alta velocidad, en Figueres deberemos bajar y, hasta el mes de Abril, todavía coger uno de los TGV franceses que desde hace algún tiempo ya entran, un poco, en España.
Claro que como Madrid no tuvo jamás ningún puto interés en ofrecernos este servicio a los catalanes (a los que Dios solo nos puso en la península para pagar los lujos y caprichos de los hidalgos castellanos), no forzó diplomáticamente a los gabachos (que, por su parte, y como es obvio, no tienen tampoco ningún interés en favorecer Barcelona que, para ellos, es una capital extranjera), la línea del TGV a partir de Perpignan se interrumpe hasta Nîmes, pasando por Béziers y Montpellier, circulando los trenes a velocidad inferior por lo que el trayecto completo Barcelona/Lyon/Paris todavía no se podrá realizar totalmente en alta velocidad hasta el año 2020.
¡Hijos de la gran puta españoles, y cabrones aprovechados franceses! Queda claro que Catalunya, para sobrevivir y progresar, solo puede contar con ella misma pero, para esto, necesita las estructuras, herramientas y poderes de un estado soberano. ¡Cagüen diez!
Coronel Von Rohaut
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