Los regatistas deportivos (como los viejos pescadores de bajura de nuestras costas catalanas del Golfo de León, así como los turistas domingueros de ahora en la Costa Brava) saben bien de los peligros de la meteorología en el Mare Nostrum. Su superficie relativamente pequeña y cerrada por cadenas montañosas hacen que los vientos no vengan lanzados desde grandes distancias como en los espacios Oceánicos, con lo que se puede predecir con tiempo su llegada, fuerza y dirección. En nuestro litoral Mediterráneo, los temporales son más inmediatos e impredecibles... Se levantan de golpe y dejan poco tiempo para refugiarse. Y además, la ola mediterránea es más corta que la atlántica.
Coronel Von Rohaut
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