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Carta a un español, por Roger Vinton
Extremadamente lúcida pero, si eres un pobre españolito, seguramente ni la vas a querer leer entera. Porqué la verdad les duele, sobre todo a los pobres imbéciles que no quieren ver más allá de su nariz...
Coronel Von Rohaut
"Hace tiempo que te oigo murmurar cada vez que se habla del “proceso”
catalán. A menudo tus murmullos se transforman en gruñidos, que no pueden ser
si no una muestra de desaprobación de lo que está ocurriendo en Cataluña en los
tiempos actuales. Las pocas veces que logras hilvanar algunas frases manifestando
tu opinión, transmites un mensaje embrollado, donde se mezclan fobias
personales, deseos, informaciones falsas y alguna ley vigente. Para poder
debatir contigo, el primer paso sería que definieses tu discurso, porque ahora
mismo es una extraña amalgama de elementos que a menudo son contradictorios: no
quieres que nos vayamos porque tú te sientes español, con lo que basas tu
discurso en un sentimiento nacional, a la vez que niegas los sentimientos de
los otros. Dices que no nos iremos porque es imposible, porque es España es
indivisible, como creían que lo era el átomo hace un siglo. Pero también dices
que si nos vamos nos irá fatal, porque por lo visto no se puede vivir sin ser
español. Y rematas la jugada diciendo que en realidad los independentistas somos
pocos, que lo que cuenta es la mayoría silenciosa, a la que atribuyes tu mismo
pensamiento sin ni siquiera sonrojarte.
Y cuando hablas de los catalanes te permites afirmar con aplomo un corpus de
ideas a cual más falsa y mezquina. No, los catalanes no somos nazis: para que
te orientes, nazis eran aquellos a quien la españolísima División Azul ayudó;
nazis eran los que detuvieron a nuestro presidente Companys y lo entregaron a
Franco para que lo fusilara. La bandera nazi no es cuatribarrada, es otra muy
distinta, con la que a menudo se fotografían los cachorros del Partido Popular,
o la que se exhibe en algunos campos de fútbol españoles; o la de algunos
partidos políticos (legales) que defienden la sagrada unidad de España.
Tampoco entiendo nada cuando te indignas porque, a tu juicio, en Cataluña se
impone la lengua catalana. ¿No te has parado a pensar en la magnitud del
disparate? Sería equivalente a protestar porque el castellano se “impone” en
Madrid. Aquella es la lengua de Castilla como lo es el catalán de Cataluña. Y
tampoco es cierto que exista una fractura social entre los catalanoparlantes y
los que usan el castellano como lengua única, porque, entre otras cosas, todos
los catalanoparlantes son también castellanoparlantes. La única fractura social
que hay aquí, es la misma que hay en todos los rincones del planeta: la
económica. O en otras palabras, que los ricos se juntan con los ricos y los
pobres con los pobres.
Te he visto emplear la estrategia más tramposa imaginable: cuando el
independentismo no era mayoritario, era un movimiento sin importancia porque
“son cuatro gatos”; ahora que parece ser preponderante, resulta que se debe a
la manipulación en la enseñanza y en la televisión pública. Con argumentos así
siempre se gana, ¿no? Los podrías aplicar a cualquiera que piense distinto a ti
y siempre tendrías razón, por absurda que sea tu postura. Además, suponer que
el pueblo catalán está manipulado simplemente porque no coincide contigo es lo
mismo que partir de la premisa de que todos son tontos menos tú. ¿No se te ha
pasado por la cabeza que quizá el manipulado eres tú? A juzgar por la cantidad
de medios que defienden una y otra postura, apostaría por esta última
hipótesis.
Y no, en los colegios catalanes no se adoctrina, salvo que pienses que
enseñar en lengua catalana es adoctrinar y que el único idioma apropiado para
la enseñanza es el castellano. En ese caso tienes un problema grave. Pero
claro, no sólo es la escuela la que impone una doctrina nacionalista, es
también la televisión pública, esa que alcanza cómo máximo un 20% de audiencia
y que vive rodeada de cadenas que emiten desde Madrid y, por supuesto, en
castellano. Ah, y respecto al tratamiento de la información sobre “el procés”
que dan unas y otras, lamento informarte que la televisión pública catalana es
la que ofrece un reparto de voces más equitativo y ajustado a la realidad de su
entorno, según
este informe elaborado a partir del análisis de las distintas
tertulias de radio y televisión.
También argumentas que la lengua catalana en sí misma es un problema, porque
nos “aísla” del mundo y crea barreras. Quizá cree barreras, pero sólo a la
gente como tú, porque tradicionalmente (y ahora más que nunca) Cataluña es el
territorio de la península más internacionalizado y que más visitantes
extranjeros recibe, que no parecen encontrar en la lengua catalana un obstáculo
para estrechar lazos con esta tierra. ¿Sabes por qué? Porque tener más de una
lengua es muy normal, lo anormal es lo otro, el hablar sólo una. Hazme el favor
y viaja un poco. Ve a los Países Bajos, por ejemplo. Una potencia europea del
tamaño de Extremadura dónde el idioma propio (el “extrañísimo” neerlandés) está
por todas partes, porque es el oficial. Pero además se manejan en un inglés
perfecto y no consta que nadie (ni inversores, ni turistas, ni marcianos) hayan
emitido queja alguna por esta “anomalía”, la de tener dos lenguas y que la
propia sea oficial en todo el territorio. Ah, y cuando empieces a viajar
comprobarás que no, que con el “español” no se va a todas partes aunque lo
hablen más de 400 millones de personas. Fíjate qué mala suerte, que la mayoría
de esos 400 millones están concentrados en algunos de los países más
inestables, inseguros o pobres del planeta. Por cierto, resulta que presumir de
los millones de castellanoparlantes en América es “hermanamiento”, pero decir
que los catalanes y los valencianos hablamos lo mismo es “pancatalanismo”.
Seguramente no sepas que en las otras lenguas, las “extranjeras”, hay
sonidos que nunca sabrás pronunciar, porque nadie te ha enseñado que además de
las cinco vocales castellanas existen también las vocales abiertas, cerradas o
neutras, así como las eses sordas y sonoras. Lástima que los catalanes dominen
todos esos fonemas desde pequeños –gracias al catalán- lo que les facilita el
aprendizaje de otros idiomas. Es muy posible que este sea el motivo de la
proverbial torpeza de los castellanos monolingües a la hora de aprender idiomas
foráneos.
Cuando te ves sin argumentos, apelas a la crisis, a los recursos escasos y a
las prioridades, asegurando que en Cataluña se malgastan recursos en fomentar
el soberanismo, en lugar de preocuparnos “por las cosas que importan a la gente”.
Ya sabes, las “embajadas” y todo eso. Si no tuvieses pánico a la verdad,
buscarías datos para constatar tus afirmaciones y me mostrarías en una pizarra
cuánto dinero malgasta el gobierno catalán en tapar sus vergüenzas con la
bandera. Pero no lo harás, entre otras cosas, porque quedaría patente que ese
argumento también en falso. Resulta que el gasto que supone eso que denominas
“embajadas” y que en realidad son oficinas de representación –porque, mal que
me pese, Cataluña aún no es un estado- asciende
a 2,2 millones de euros al año (presupuestos de 2014), que podemos
discutir si es mucho o poco, pero que en todo caso palidece ante losgastos
del sistema diplomático español, donde, por poner un ejemplo, la
simple reforma de la embajada de Marruecos nos costó 6,5 millones de
euros (2010). Como verás, la cifra de las oficinas catalanas en el exterior la
ofrece el diario ABC, un medio que, por lo que yo sé, no parece tener interés
alguno en infravalorar este tipo de gastos.
Respecto a preocuparse “por las cosas que importan a la gente”, parece que
aquí lo intentamos, pero alguien nos lo impide de forma sistemática: el
impuesto a la banca de la Generalitat fue bloqueado por el Gobierno de Madrid;
el decreto de pobreza energética que pretendía evitar que a los abonados que no
pudiesen pagar la luz o el gas se les cortase el suministro durante lo más
crudo del invierno, fue llevado al Tribunal Constitucional por el Gobierno de
Madrid; incluso las competencias del “Síndic de greuges” vinculadas a la
prevención de las torturas han sido recortadas también por el Tribunal
Constitucional. Quizá estos últimos ejemplos sean meros asuntos del
nacionalismo catalán y no “cosas que importan a la gente”.
Pero ya se sabe, nacionalistas siempre son los otros; en cambio tu himno, tu
bandera, tus tradiciones son las “normales”: como diría un informático, las que
vienen instaladas por defecto en el sistema. En consecuencia, cualquier
alternativa te parece exótica, alejada del sentido común y una muestra de
“paletismo”.
Y ahora que sabes todo esto, por favor, deja de hacer el ridículo.
Roger Vinton
(PS) Tu puedes estar orgulloso de ser español y esto te honra y te enaltece.
¿Pero lo sabes aquel que diu?
"Es español todo aquel que no puede ser otra cosa"
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