A continuación transcribo un interesante análisis (de Jesús Pérez), pero que no llega a ninguna conclusión, sobre el balance de muchos pequeños navíos ligeros frente a uno más grande y pesado.
Coronel Von Rohaut
El otro campo donde desarrollo el concepto es el campo naval entrando en cálculos probabilísticos sobre la ventaja de una flotilla frente a un único buque pesado. Esto viene a colación de que la U.S. Navy cada vez tiene menos buques. Y tras la retirada de las fragatas clase “Oliver Hazard Perry” (modificadas en España para dar lugar a la clase “Santa María”), se encontrará con los destructores clase “Arleigh Burke” como único caballo de batalla. Un buque que en su última variante, la Flight III, supera ya las 9.000 toneladas y lo coloca en el peso de un crucero de antes de la Segunda Guerra Mundial. Simplificando las ideas de Scharre, él vería preferible desplegar 44 buques ligeros de 220 toneladas de desplazamiento Tipo 022 (en la imagen y de los que China ha construido ya 83 unidades) que un destructor “Arleigh Burke” Flight III de 9.800, siendo la suma de desplazamientos la misma. La cantidad supone una cierta calidad en sí misma. Recurriendo al cálculo probabilístico demuestra que un pim-pam-pum de misiles antibuques hay más probabilidad de que la flotilla de unidades más ligeras alcance a la unidad pesada. Añade además como ventajas que con más unidades se cubre más superficie del mar y se añade más incertidumbre al enemigo. Mi objeción es que asume sin problemas que habrá bajas, algo que no me imagino que entre en los planes de la U.S. Navy. Y me parece que olvida que hay diferencias cualitativas notables entre un buque ligero y otro pesado. Hablamos de la autonomía, la cantidad de armas que puede portar y la naturaleza de los sensores que puede portar por tamaño y potencia eléctrica instalada.
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