El Rajoy, que ha sido siempre un solemne cobarde de tomo y lomo (recuérdese su viaje en helicóptero con la Esperanza Aguirre, que bajó cagado...), se muestra reacio a comprometerse con Francia a colaborar en acciones de guerra contra el terrorismo internacional.
En cambio, conocedor que los catalanes no tenemos armas y somos pacíficos, como pacificas son todas nuestras fundadas reclamaciones, no ha dudado ni un momento, y de forma preventiva antes incluso que formalicemos nuestra independencia que hasta ahora solo es un proceso en marcha, no ha dudado ni un instante, insisto, en declararnos la guerra.
Guerra económica y para vencer, ahogar y asfixiar nuestra economía y las finanzas autonómicas. Que siempre, de toda la historia, el principal enemigo de los catalanes ha sido Castilla, la bravucona.
Coronel Von Rohaut
(*) Guerra económica que ni él ni ninguno de sus predecesores hispano-castellanos, tuvieron nunca huevos de hacérsela a los duros vascos que, desde la transición, jamás han visto, ni amenazados, sus fueros y privilegios fiscales.
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