O "barreja" en catalán (mezcla), escrito así en "catañol", pues los obreros de la construcción son o eran sus principales consumidores ya que en invierno y para subirse a un andamio, toda ayuda es poca, es una bebida de vino moscatel con aguardiente o cazalla.
Muchos le llaman también "barrecha" al coñac o brandy con anís dulce, que también es un "sol y sombra".
Y a mi me hace gracia el nombre y me gustaría tomarla, en invierno y cuando por la mañana voy al bar del mercado (*) a desayunar. Pero no lo puedo hacer ya que el anís me produce un cierto asco y ya solo su olor me causa arcadas. Y me contaba mi madre que, estando en gestación de un servidor, un día cogió una pequeña borrachera de anís; quizás de ahí provenga mi rechazo.
O sea que, en mi caso, sería por un recuerdo o instinto intrauterino.
¡Qué complicada (o quizás sabia) es la naturaleza humana...!
Coronel Von Rohaut
(*) De mi admirada amiga Raquel. Y allí, mi bebida, es el chupito de ron caliente (Rom Pujol) o un carajillo de ron (chorrito de ron en el café) o también, para ir variando,
un "trifásico" o chorro de ron en un "café cortado con un poco de leche".
domingo, febrero 04, 2018
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