Están en la base de la música clásica y fueron desarrollados durante el periodo barroco, especialmente (no tan solo, claro) por H.S. Bach.
El contrapunto consiste en dos voces o melodías distintas, interpretadas conjuntamente, y cuyas notas se van entrecruzando, dibujando un arabesco sonoro, Naturalmente las notas han de estar escritas siguiendo las reglas rígidas de la armonía musical (que es lo difícil) ya que si las notas, al cruzarse, no son armónicas entre ellas, lo que sale no es un contrapunto sino una puta mierda (una cacofonía, dicen los entendidos, o una "olla de grills" decimos en catalán, en contraposición a la polifonía...).
La fuga es un elemento o fragmento musical, habitualmente escrito en contrapunto, y que se va sucediendo, repitiendo, muchas veces en diferentes instrumentos, o no, pero, siempre, en diferentes tonalidades cada vez.
Tanto la fuga como el contrapunto fueron muy utilizados en el "jazz" moderno, interpretado por músicos que, en los años '50, ya tenían formación académica. Es de destacar las fugas del "Modern Jazz Quartet" del pianista John Lewis, así como la música blanca, puro "Jazz West Coast" en contrapunto, del "Gerry Mulligan Quartet" un quinteto del saxo barítono Gerry Mulligan y formado con la colaboración añadida del trompetista Chet Baker (y sin piano, de forma experimental), y con Chico Hamilton a la batería.
Clikando aquí puedes escuchar "Darn that dream" (Maldito sea ese sueño), un ejemplo, precisamente de Mulligan/Chet Baker, que muestra perfectamente, en música ligera, lo explicitado más arriba.
Coronel Von Rohaut
jueves, marzo 22, 2018
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