sábado, enero 10, 2015

Adiós a la fauna autóctona

Y no me refiero a grandes desastres ecológicos como la desaparición en Catalunya (ahora se está reintroduciendo, pero con grandes problemas) del lobo y del oso pirenaico.

Ni del lince ibérico y las grandes rapaces nocturnas y diurnas, debidas en gran parte a la ocupación del territorio por parte del hombre, la caza ilegal, etc.

Ni a las invasiones exóticas del caracol manzana y el molusco cebra del Ebro, que tantos problemas causa en los canales de riego y en el resto de la fauna fluvial. O la desaparición del cangrejo de río a manos (o pinzas) de la variedad americana. Y el jodido mosquito tigre, de origen asiático y que si te pica parece que te haya atacado un "Zero" japonés.

O la llegada masiva de avispas africanas asesinas (¿serán mahometanas, las muy putas?) que acabarán con nuestras abejas productoras de miel, ya bastante perjudicadas por el uso intensivo de insecticidas agrícolas (igual que muchas mariposas); y a ver quien cojones se encargará de polinizar nuestras plantas y flores...

Me circunscribo al área de la propia ciudad de Barcelona donde, cuando yo era pequeño, habían bastantes gorriones ("pardals" en catalán). No tantos como en Paris, donde es su pájaro emblemático, mientras que en Barcelona lo eran más las palomas (como las de la Plaza de Catalunya). Pero la excesiva proliferación de tales palomas que ensucian ciudad y monumentos, la expansión de las gaviotas hacía el interior de las tierras y la reciente invasión foránea de cotorras argentinas (simpáticas pero abrumadoras), ha reducido drásticamente la presencia de gorriones.

Cuando yo iba a pasear mi perra por el parque, casi ya no divisaba ninguno. Algún mirlo negro (que ella perseguía), paro tampoco muchos.

Y me apena la desaparición del frágil y humilde gorrioncillo catalán...

Coronel Von Rohaut

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