Me repatea esta formula "progre" que usa mucha gente pero, sobre todo, políticos de izquierda (porqué?) de repetir un concepto que ya ha quedado claro para decirlo en masculino y femenino, con el fin, según ellos, de no relegar a las mujeres.
Españoles y españolas, obreros y obreras, jueces y juezas. ¿Porqué no albañiles y albañilas? Y ya que ahora una imbécil sale con lo de "miembras", pues también maridos y maridas (especialmente dedicado a los maricones y mariconas)...
Una escritora "intelectuala" se ha lamentado que la RAE no haya creado una alternativa a "caballerosidad", concepto del que quedan excluidas las mujeres.
Las mujeres pueden perfectamente practicar las virtudes de la caballerosidad, pero la palabra tiene un origen y un contexto. La caballerosidad eran las virtudes que adornaban al "caballero" medieval, el hombre de linaje noble al que el Rey nombraba caballero en una ceremonia de tradición guerrera, con la imposición de la espada en los hombros. Y el caballero tenía que regirse, en el resto de su vida, por un código de honor que implicaba, entre otras obligaciones, la defensa y protección de las mujeres y los débiles (*).
Y no había mujeres en las órdenes de caballería ni se vio jamás a ninguna mujer en la "Tabla redonda del Rey Arturo". En su cama, sí. Y en pelotas, para "reposo del guerrero" y que se jodan las feministas...
En la vida moderna y actual, igualdad total entre hombres y mujeres y derechos para las mujeres, todos. Pero para las mujeres, que es lo que son; no "hombros" ni "mujeras".
No torturemos el lenguaje ni queramos reescribir la puta historia.
Coronel Von Rohaut
(*) Cómo el "bushido" o código de honor de los "samurais" ¿O eran "samurayas"?
domingo, julio 13, 2008
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