Veo al Hollande en su visita institucional a Gran Bretaña y entrevistándose con Cameron y con Elizabeth II.
El Sarkozy (y bastante que le dolía) tampoco daba la talla (física) pero al menos se movía con cierta decisión.
Pero el Hollande se mueve y se viste como un labrador endomingado. Él ya dijo que era y que quería gobernar como un hombre normal, pero un Presidente no puede ser tan solo un hombre normal; ha de aparentar, dar confianza. Su cara embobada no transmite decisión ni seguridad, ni esperanza.
Si la salvación de Europa ha de venir de gobernantes como el anodino Hollande, o el Rajoy con su permanente cara de estupefacción (como señala hoy un columnista) y que, sin duda, es el claro reflejo de su mediocridad, estamos apañados. O, mejor, jodidos...
La clara falta de liderazgo en Europa, entre los grises dirigentes europeos e incluida la fofa Merkel, es patente, y frustrante.
Coronel Von Rohaut
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