Tres obispos catalanes, todos de los más nuevos últimamente nombrados y muy "opusistas", de Solsona, Sant Feliu y Tortosa, piden a sus curas que no se repiquen las campanas de las parroquias ni para anunciar ni para celebrar la "Vía catalana" del 11 de septiembre. Y dicen es en nombre de la necesaria neutralidad de la Iglesia. ¿Pero qué neutralidad, jodidos cabrones, si lo pide el pueblo, vuestro "rebaño"?
¡Ay! Si monseñor Deig, antiguo obispo de Solsona, precisamente, o hasta el mismo monseñor Jubany, ex cardenal de Barcelona (tan tibio y prudente al principio y que luego vió la luz), levantasen la cabeza y vieran en qué se ha convertido su Iglesia Catalana, la de los también obispos Camprodón, Guix, Torrella, etc. (hoy todos lamentablemente fallecidos), después del paso del "caballo de Attila", del papado de Juan Pablo II que, de tan anticomunista militante, se echó en brazos, con armas y bagajes, del conservadurismo más "facha" y vil, como el del Rouco Varela y demás secuaces españolistas vendidos al Opus.
Mal nos fue a los catalanes con el maldito papa Wojtyla, y esto que el muy cabrón era "polaco"...
Coronel Von Rohaut
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