Me encanta que esta furibunda ultranacionalista española me recuerde que ser anti-taurino equivale a ser anti-español.
Porqué yo soy, y vengo a confesarme, Padre, totalmente anti-español. Pero por muy otras y serias razones.
Anti-taurino lo soy (a pesar que las corridas de toros, como espectáculo y colorido, me gustan y no lo niego), por su crueldad gratuita. Por ser una salvajada ni siquiera justificada, ya que torturar y matar, ni siquiera para comer si no como diversión, es propio de pueblos pre-civilizados; una distracción y deleite propios de hidalgos castellanos, cafres y bárbaros...
Y todo y gustarme, las prohibiría terminantemente, y no solo en Catalunya donde ya lo están (lo que, como catalán, me llena de orgullo). Decir, como dice la soez e inmoral castellana Esperanza, que a los que no les guste, con no ir, ya les basta, miente. No nos basta porqué lo que yo quiero es evitar la tortura del pobre animal y esto no lo consigo con solo no pagar la entrada.
Coronel Von Rohaut
(PS) Que tampoco aplaudo los espectáculos, mucho menos sanguinarios, con bueyes o toros de las Tierras del Ebro. Y no veas ya la suprema salvajada del "Toro de la Vega", de la castellana ciudad de Tordesillas, provincia de "Fachadolid".
O los galgos ahorcados, cuando ya no sirven para cazar, en Andalucía y La Mancha...
lunes, abril 21, 2014
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2 comentarios:
Le gusta el flamenco, los toros... prohibiría todo, habla mal de España; creo que en el fondo es usted
español, mi coronel.
Prohibiría, ya, los toros. Sí.
Para nada el flamenco (la copla o canción ratonera española, sí...)
¿Yo, español? ¡Oh Virgen de las Bienaventuranzas, por Dios, jamás me habían amenazado con insulto más grande...!
Como decía el bueno de Don Antonio Cánovas del Castillo, ministro andaluz de la Restauración, "es español todo aquel que no puede ser otra cosa..."
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