Algunos economistas señalan que el reparto de la riqueza del mundo o, mejor dicho, su mala repartición y falta de igualdad, vuelve a estar en los niveles que estaba en el siglo XIX.
Hace ya algunos años Nicolas Sarkozy, con su chuleria, proclamó que iba a refundar el capitalismo (lo que hacía buena falta ya que, siendo como es el menos malo de los sistemas para crear riqueza, crea mucha desigualdad y requiere contrapesos y reglas sociales). Pero ningún hombre, por sí solo, puede hacerlo y menos si es el Presidente de un país que ha perdido buena parte de su anterior poderío mundial y ahora su "grandeur" cabe en una copa (*).
Antes se justificaba que algunos acumularan una fortuna considerable con la excusa que se lo habían ganado con su esfuerzo o conocimientos. Si el capitalismo, la riqueza, era fruto de la meritocracia, bienvenido fuera. Pero ahora (y hablo de los países occidentales, ya que en los pobres y/o emergentes, los parámetros son otros) ya hay muchos más "herederos" que "emprendedores, innovadores o creadores" . Y esto es malo ya que las fortunas se concentran en un porcentaje ínfimo de parásitos.
Pero lo peor es que cada día aumentará el paro estructural. La mecanización creciente de las labores no creativas o de alta cualificación empujará a las clases obreras hacía el paro o hacia su proletarización. Las clases medias, nacidas entre las dos Guerras Mundiales y tremendamente reforzadas en los años de gran bonanza despues de la IIGM (años 50/60/70) están desapareciendo. Y han sido la espina dorsal, la medular, de la sociedad moderna.
Los avances sociales conquistados por la población asalariada gracias a la presión sindical y a las concesiones de las clases dirigentes, asustadas por la amenaza comunista o colectivista, con la caída del estalinismo, y de la misma URSS tras el derribo del "muro de Berlín", se han frenado. E incluso están regresionando (valga el neologismo); la patronal capitalista, los oligopolios financieros y las grandes fortunas están recuperando parte de los privilegios cedidos bajo el miedo ahora desaparecido, y la globalización y deslocalización es el "papu" que están blandiendo.
El economista francés Thomas Piketty (apoyado por el Premio Nobel americano Paul Krugman) lo explica bien en su obra recién publicada; y atacada desde la extrema derecha económica americana y mundial...
La situación tiene remedio, pero haría falta un tremendo consenso mundial que, conociendo como es el paño, la conciencia egoísta del ser humano, soy pesimista. Mucho. ¿Volvemos al capitalismo salvaje y "manchesteriano"?
Coronel Von Rohaut
(*) Ni que sea de vino de Bourgogne, un "Romanée Conti", para no ir más lejos...
domingo, abril 27, 2014
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