Dicen que, en lo que llevamos de verano, han fallecido ya 9 personas por asta de toro, en el curso de los "encierros" y fiestas con toros en las calles.
Me sabe mal decirlo, pero no me inspiran ninguna compasión y aún me parecen pocos: todos se ponen delante voluntariamente y como diversión...
Mientras que el pobre toro es enviado a la plaza, sin consultárselo ni darle ninguna alternativa, donde es pinchado, torturado y al final asesinado o degollado por la mano del hombre (que se juega la cara pero voluntariamente y cobrando un pastón). Y no para comer (que sería un atenuante o justificación, siempre que se haga de forma lo más limpia y más indolora posible) si no, también, para diversión. Para jolgorio cruel y salvaje del "homo hispanicus", claro; no del toro...
Coronel Von Rohaut
sábado, agosto 15, 2015
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