Y a la muerte de Flaviá, ácrata e ireverente, la ha precedido, a sus fructíferos 96 años, la del "párroco de Catalunya", el gran Mossèn Ballarín, fumador de grandes puros habanos que él llamaba "Anticristus".
Cristiano devoto pero muchas veces enfrentado a la jerarquía católica, especialmente a la "facha" Conferencia Episcopal Española.
Era tan "culé" que cuentan que alguna vez le habían pillado celebrando la misa con el pinganillo en la oreja para seguir la transmisión del partido del Barça.
Y catalanista fervoroso e independentista a macha-martillo, lo que era signo de su gran inteligencia, cultura y humanismo.
Si el Cielo existe, seguro que allí estará, blandiendo una "estelada" y fumándose uno de sus puros, mientras escucha la retransmisión del Puyal, al lado de San Pedro que, seguro, también es del Barça. Ya que de lo contrario no podría ser ni santo ni apóstol.
Coronel Von Rohaut
lunes, marzo 21, 2016
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