jueves, marzo 01, 2018

De raza le viene al galgo

Y en mi familia, el nacionalismo catalán, y me siento muy orgulloso de ello, viene de muy lejos y hunde sus raíces en la historia.

Recuerdo perfectamente, y yo era muy pequeño mientras que ahora ya soy muy mayor, que cuando nos reuniamos toda la familia, la paterna y la materna, alrededor de una mesa para celebrar comidas familiares con motivo de fiestas como la Navidad, el Año Nuevo, etc., siempre mi madrina, la "tieta Pita" (*) levantaba su copa de champán (entonces se decía así y no existía el "cava") y proclamaba: "Brindem i maleïm la memòria de Felip Quint".

Coronel Von Rohaut

(*) "Pita" era el diminutivo que yo le aplicaba, con mis palabras todavía balbucientes, por "Pepita" y su hermana Palmira, para mí era la "Pami".
Y ambas, igual que mi  madre Julia, hijas de valencianos emigrados a Catalunya por razones económicas a finales del siglo XIX. Como muchos aragoneses (como mi otra tía Tresina, y también mi suegra) y luego, ya en el siglo XX, primero lo fueron los murcianos y más tarde andaluces, extremeños, manchegos, etc., los cuales, mayormente y desgraciadamente, tardaron en ser integrados, los que lo fueron...

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