Lo que significa que la maternidad es una certidumbre mientras que la paternidad, no jurídica sino biológica, de un nuevo ser, no lo es jamás.
Y esto era cierto hasta la llegada de la posibilidad de hacer análisis de ADN.
Y es por ello que, todavía ahora y en el derecho hebreo, la nacionalidad, la etnia, la transmite la madre y no el padre (*). Eres judio si has nacido de madre judía.
Y un estudio reciente de ADN (que les ha jodido el invento a los crédulos e inocentes que van con el lirio en la mano...), sobre una muestra importante de población, demostró que un porcentaje muy alto, brutal diría yo, de personas no eran hijas del hombre que les había dado nombre y pagaba su alimentación...
Para que te fíes tu de las feministas.
Coronel Von Rohaut
(*) Que vete tu a saber quien era, como en el caso de Jesús de Nazaret. Con perdón...
Que nadie ha entendido jamás el lío de la Santísima Trinidad y que lo del ángel transmutado en blanca paloma ya no cuela...
Y con los "vientres de alquiler" tampoco ya las madres son seguras. Que esto acabará como en la novela filosófica "Un mundo feliz" de Aldous Huxley (escritor hermano de los biólogos Julian y Andrew), que ya en 1932 vaticinaba que a los niños los acabarían fabricando dentro de un tarro de cristal y en serie, como con las cadenas de montaje de los coches Ford "T".
domingo, julio 15, 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario