jueves, octubre 18, 2018

José Borrell nuevo Gran Duque de Alba

El ministro español de Asuntos Exteriores encabrona a todo el Parlamento de Flandes por inmiscuirse en su diplomacia.
Ya solo falta que les envíe los "Tercios" para pasar a cuchillo a mujeres y niños. Y todo por haber proclamado su apoyo a la autodeterminación de Catalunya, que solo quiere independizarse de Castilla como hicieron ellos, afortunados...

Si el Borrell es el jefe de la diplomacia española, o eso dicen, mis cojones son flores de loto...

Claro que cada país tiene los dirigentes que se merece y en el Servicio Exterior español ya tienen costumbre de dar empleo a energúmenos ignaros, imbéciles e incompetentes.

Coronel Von Rohaut

(PS) Al final de las guerras napoleónicas y cuando el brillante Príncipe de Metternich, Ministro de Asuntos Exteriores del Imperio Austro Húngaro, ponía en marcha el famoso Congreso de Viena, que restituyó las fronteras y mapa del Ancien Régime de Europa y en el que participaron primeras espadas de la diplomacia como el inglés Vizconde de Castlereagh y luego el Duque de Wellington, el propio Zar Alejandro I de Rusia, Guillermo III de Prusia que iba acompañado del diplomático Wilhelm Von Humboldt, fundador de la universidad de Berlín y hermano del geografo Alexander Von Humboldt.
Francia envió a Charles Maurice de Talleyrand, principe de Talleyrand (eclesiástico y diplomático) y a pesar que Francia era la potencia perdedora, consiguió no perder ningún territorio (salvo los invadidos) en la nueva remodelación (y compitió con Metternich en organizar fastuosos banquetes que enfrentaban a sus grandes cocineros, y el de Talleyran era Antonin Carême, creador de la "grande cuisine" que luego redefinió Escoffier).
En cuanto a la "brillante" España, el imbécil del Fernando VII envió como plenipotenciario a un tal Pedro Gómez Labrador, marqués de Alcántara que, por no saber, ni siquiera hablaba ninguna lengua extranjera, ni siquiera el francés que era, entonces, el idioma diplomático universal. Y España fue el único país que no sacó la mas mínima tajada ni recompensa, en la refundación europea "après Napoléon".
No se puede ser más "diplomáticamente ineficaz" ¿verdad Borrell...?

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