Ya en el lejano 2001, con motivo de un partido amistoso entre las selecciones de fútbol de Francia y Argelia, en el Stade de France de París, la interpretación de La Marseillaise fue ampliamente silbada y abucheada por los espectadores, de origen argelino pero residentes y muchos nacionalizados franceses, que habían emigrado, ellos o sus padres, voluntariamente a Francia, para comer y escapar de la miseria y falta de futuro en su puto país.
Lo mismo ocurrió mas tarde en un partido contra Marruecos y ahora, que está previsto un match amistoso contra Túnez, en Francia están alarmados y no saben qué hacer.
Algo parecido ocurre en Catalunya con algunos (sí, he dicho algunos, pocos, presuntos, etc.) inmigrantes del sur de España que, a pesar de haber sido acogidos aquí, dónde pueden comer y desarrollarse, se niegan a integrarse, hablar y amar la lengua propia del país de acogida y siguen proclamando que lo bueno era lo de donde ellos huyeron.
Andaluces (algunos), moros... quizás, en el fondo, sea todo lo mismo.
¿La solución? (cómo la que buscan los gabachos) No la sé.
Quizás la mejor sería identificarlos (es posible) y mandarlos de puta vuelta a sus orígenes que tanto aman y que tanto añoran (*). Y que vayan a comer al coño de su tía...
Coronel Von Rohaut
(*) ¿Xenófobo, racista yo? En absoluto. En todo caso ellos, que si no quieren integrarse no tienen mas que irse. Ala... ala...
miércoles, octubre 15, 2008
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