Quizás, Dios no lo permita, me iré a la cama cabreado como un mico.
Pero, de entrada, enfrentaré con ilusión el partido de esta noche gracias, en parte, a la vibrante alocución de Gerard Piqué por la tele y en preparación del partido.
Fué una arenga, una soflama casi al estilo "Brave Heart" y una exposición brillante; casi supera la oratoria del mismo Pep Guardiola.
Y si bien ya no me sorprende, si que agradezco que un futbolista y en este caso jóven, al que por los campos de las Españas intentan vejar insultando a su pareja, la cantante colombiana y de fama mundial, Shakira, y que en las tertulias madrileñas solo le escarnecen por su gesto de "la manita" y su no disimulado catalanismo, todo lo cual le honra, sepa hablar.
Lo que no es baladí viendo la media intelectual y nivel expresivo de la mayoría de futbolistas; ya no digamos los antiguos. Cuando escucho en alguna tertulia "hispana" al ex portero del Madrid, el Buyo, al que por todo los estadios le recibían al grito de guerra totalmente apropiado de "¡Buyo, capuyo!", se me abren las carnes.
Coronel Von Rohaut
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