Recuerdo perfectamente que cuando se supo del naufragio del petrolero "Prestige" en las costas gallegas y, mientras algunos técnicos recomendaban acercarlo a puerto para, en un lugar reducido y cuya entrada, con dificultades naturalmente, se pudiera cerrar o bloquear y así limitar el daño ecológico y se pudiera facilitar, con dificultades naturalmente, la recogida del vertido, el que unos políticos energúmenos decidieran alejarlo mar adentro y algunos hasta gritaban por radio "bien lejos, coño", a mi se me pusieron los pelos de punta.
Naturalmente, el buque se partió y el vertido de fuel contaminó cientos y hasta miles de kilómetros de costa (llegó hasta Francia)...
¿Pero en qué país de locos e ineptos sinvergüenzas vivimos?
Y ahora, once años después, la justicia española (que once años después ya deja de ser justicia ninguna), ha dictaminado que estuvo correcto el alejar el buque averiado mar adentro y que nadie tuvo la culpa de nada.
¡Viva España y Viva la Madre que la Parió!
Coronel Von Rohaut
(PS) No solo en España contaminar es gratis, si no que a los responsables se les asciende y premia: al entonces ministro de Interior, el Rajoy, que solo veía "unos pequeños hilillos de plastilina" (en una de las frases más estúpidas que jamás haya yo escuchado), lo han hecho Presidente del Gobierno (¡digno de tal país, claro!). El entonces ministro de Agricultura y Pesca es hoy ministro de Agricultura y, precisamente, Medio Ambiente (o sea, si eres ecologista en España, ya te puedes ir a dormir bien tranquilo, ya).
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