Estoy siguiendo la sesión del plenario de hoy, que aprueba la ley del Referéndum, y escucho, con unas ganas inmensas de ir allí y liarme a hostias con todos los "hideputas" de la oposición españolista, que no paran de intervenir y pedir palabras, únicamente para retrasar el debate y la votación.
Y cuando alguien dice que la oposición no tiene derecho a intervenir y que se vulneran los derechos de la minoría por la mayoría, yo les rogaría que, esto, que además no es cierto, fueran a decirlo a Madrid, en cuyas Cortes y por mayoría absoluta e inmoral españolista (o sea, de ellos...), a diario se aprueban leyes en contra de Catalunya, donde los derechos y aspiraciones de los catalanes son pisoteados, pateados, aplastados, escarnecidos y humillados de la forma más descarada, cínica, soberbia y cruel.
Y lo más sangrante y que indica el nivel de gran cinismo alcanzado por los castellanos, es que si se ha llegado a esta opción parlamentaria, que no era ni la deseada ni la óptima, es por culpa íntegra de ellos, que no han dejado otro camino y ahora patalean su disgusto, vierten lágrimas de cocodrilo y lamentos de asquerosa doblez ética y moral.
Pero ya se sabe que invertir la prueba de la culpa, culpar a la víctima de lo perpetrado por el verdugo, es lo propio de los grandes sinvergüenzas de la historia y en esto los castellanos, con su larga experiencia de siglos, son maestros y rozan la excelencia.
¡Viva Franco, Arriba España y su revolución nacional sindicalista...!
Coronel Von Rohaut
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