El constitucionalista, buen jurista pero mejor anti-catalán, a pesar de serlo, el catedrático Francesc de Carreras, incide hoy en el tema del Estatut y, como muchos otros, critica a los que ahora quieren recusar a los componentes del Tribunal Constitucional, que está a punto de fallar contra los catalanes, cargándose lo poco que queda de un Estatut que ya entró al Tribunal cuando no quedaba casi nada. Perdón, sí; quedaba una puta mierda y todavía la quieren rebanar más.
Dice y dice bien, lo que tantos otros ya han dicho. Que no es de recibo, que no es de fair play, el querer cambiar las reglas del juego a mitad del partido, cuando ves que vas perdiendo.
Pero de lo que no dice nada ese cerdo españolista es lo que debes hacer cuando las reglas del juego, las leyes que quieres modificar o de las que quieres desligarte han sido formuladas, expresa, adrede y específicamente, para joder a una de las partes; a ti.
¡ Entonces, pues a la mierda las leyes castellanas, la Constitución española y la puta que las parió ! (*)
Coronel Von Rohaut
(*) Si yo quiero dejar de ser español, y tengo todo el derecho a ello ¿qué coño de obediencia debo a las leyes españolas? Mi obligación es pasármelas por el forro de los cojones, subvertirlas, negarlas y eliminarlas. Y, rápidamente, dictar unas nuevas leyes catalanas, una nueva Constitución para mi nuevo país, independizado del que me ha venido sojuzgando durante tres siglos y jodiendo, directa o indirectamente, durante cinco.
¡Ja n'hi ha prou !
jueves, abril 22, 2010
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2 comentarios:
Es decir mi coronel que los que no piensan como usted son cerdos que deben ir al matadero, ¿o no lo he entendido?.
No, no lo has entendido. Solo defiendo mi libertad de no acatar aquellas leyes que han sido dictadas para la protección de una de las partes y contra la otra.
Casi todas las constituciones o leyes de casi todos los países (no todos) prohiben las secesiones; luego, los paises que se han independizado de aquellos que los tenían sometidos (i.e. Irlanda de Inglaterra, Croacia de Serbia) siempre han tenido que saltarse las leyes vigentes en el país opresor.
Han tenido que cruzar una línea roja marcada por su contraparte.
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